Finalmente ya está terminada la segunda historia de Copper Ryder, la damisela en apuros creada por Frank Knebel y cuyas historias me ha dado permiso de traducir.
Dejamos a Copper y a Amy
atadas casi desnudas en el bosque, y a Sherry y a Marie en una trampa mortal
en el episodio 10. Hoy todo se resulve.
Espero disfruten el gran final y déjenme saber por comentarios o mail si quieren que continúe con mas de Copper.
Y mientras otra historia llega, aquí pueden consultar la guía de
todas las historias de bondage que he publicado
Capítulo 11
El oficial Harry Tyler revisó su revólver para
asegurarse de que estuviera cargado. Tenía cinco balas en un cilindro preparado
para que el martillo descansara sobre la única cámara vacía. Tyler volteó a ver
a Andy Rivera que estaba manejando. Rivera había revisado su pistola antes,
mientras Tyler estaba hablando en el radio con el sheriff acerca de su
localización y del área en que planeaban buscar, del lado oeste del camino. Los
oficiales se desviaron a la zona acordada y detuvieron el coche donde empezaba
el área boscosa. Rivera se lamió los labios.
-¿Crees
que sea una trampa, Harry?- preguntó en voz baja.
Tyler suspiró
-No
sé, si va a ser una trampa por lo menos me gustaría tener alguna idea de quien
la preparó contra nosotros. El trabajo de un policía no suele ser así, solemos
saber a quen perseguimos, a quien queremos salvar y por qué.
Rivera asintió sin dejar de ver los árboles. Tenía
24 años y llevaba uno en el cuerpo. Tyler tenía 10 años más, y nunca había
estado en un caso como este, no culpaba al joven por estar nervioso.
-¿Listo?-
preguntó Tyler
Rivera volvió a relamerse y asintió. Sus ojos nunca
se separaban de los árboles.
Tyler abrió la puerta del coche y bajó, mantenía su
pistola apuntando al cielo por seguridad. Rivera lo siguió, y caminaron al
bosque.
Sky seguía vigilando desde el aire y vio a los dos
oficiales caminar cautelosos hacia los árboles y luego desaparecer de su vista.
Luego su ojo se distrajo por una luz roja en el horizonte y vio que otro carro
de policía se estaba acercando. Tenían que ser Winchell y Barnes. Se sentía
mejor con alguien con la experiencia de Winch en el caso.
Cuando Sky volvió a posar la mirada en el bosque,
vio a uno de los policías correr a toda velocidad de vuelta a la patrulla.
Instantes después su radio dejó escuchar una voz.
-Colibrí,
aquí el carro cinco, ¿me escuchas?, cambio.
La voz pertenecía a Rivera, Sky levantó el micrófono
y respondió.
-Aquí
el colibrí, carro cinco, ¿qué encontraron?, cambio.
-Es
su sobrina señor Ryder, ella y Amy estaban en el bosque, están amarradas y casi
desnudas, pero parecen estar bien.
Sky soltó un suspiro de alivio.
-Señor
Ryder, su sobrina nos dijo que no se detenga y que siga buscando el coche de
Wilberforce, la chica Johnson y Marie Sanders están con Dora Wilberforce, son
sus prisioneras, y necesitan ayuda, cambio.
-Okay Rivera, trae a
Copper al radio para que pueda darme toda la información tan pronto como
puedas, cambio.
-Entendido señor Ryder. Se
estaba vistiendo, la tendré con usted en un par de minutos, cambio y fuera.
Sky colgó el micrófono y reposó la vista en la
carretera que iba al sur, tenía que encontrar ese carro.
Sherry y Marie observaron incrédulas las dos horcas
que Dora había colgado de una fuerte rama de un árbol a unos 20 metros de distancia.
Al ver sus caras la esposa del banquero estalló en una carcajada histérica
propia de un científico loco.
-Hace
sesenta o setenta años en este estado colgaban a la gente por robar ganado
-dijo cuando se calmó su risa- Y dado que mi marido se comporta igual que un
toro, lo justo es que reciban un castigo igual por habérselo robado.
Se acercó a las mujeres y con cada mano agarró y
jaló las piezas de cuerda que había metido dentro de sus genitales. Las dos
chicas gritaron al sentir la aumentada presión en la delicada zona de sus
cuerpos.
-Su
peor crimen es haber permitido que lo que sienten ahí les haya hecho tomar
decisiones- dijo volviendo a jalar. -John no sabe decir que no, pero no las
habría buscado si ustedes no lo hubieran incitado en primer lugar.
Las dos mujeres sacudieron sus cabezas
violentamente, pero esto sólo provocó que Dora diera otro largo jalón a las
cuerdas, las dejó gimiendo por el placer tras sus mordazas por un minuto entero
antes de soltar y aligerar la presión.
-Bueno,
suficientes sermones, es hora de ejecutar el castigo.
Se
agachó y levantó a Sherry sobre su hombro derecho, después de hacer un gesto
estilo militar se puso a marchar hacia el árbol mientras tarareaba la marcha
fúnebre de Chopin mientras cargaba a su indefensa víctima rumbo al cadalso.
Sherry
se resistió, pero era inútil. Atada como estaba hubiera necesitado horas para
liberarse, suponiendo que en algún momento lograra aflojar las ataduras sin
ayuda. Gimió tras su mordaza, pero Dora no escuchaba a nada ni a nadie, cuando
llegaron al punto donde colgaban las horcas, Sherry perdió toda esperanza de
que la mujer fuera a entrar en razón.
-De rodillas chica
Dora
sacó otra pequeña cuerda de su bolsillo, e hizo una conexión estilo hogtie que
iba de los tobillos de su prisionera a el lazo que rodeaba su cintura.
Entonces, tomó la horca
-Finalmente ha llegado tu lección de
humildad, señorita Johnson, espero que la tomes tan bien como yo tomé la mía.
Puso el nudo alrededor del cuello de la chica y lo
apretó. Aún había suficiente cuerda sobrante, de modo que unos centímetros de
ella quedaron sobre su hombro desnudo. Dora caminó al tronco a donde había
atado el otro extremo de la cuerda, y acomodó el nudo para quitar todo el
sobrante de la cuerda. Con un gemido ahogado Sherry se quejó y se estiró todo
lo que pudo, tratando de evitar que su cuelo se viera oprimido.
-Sólo
mantente erguida y no tendrás nada de que preocuparte- le dijo mientras
terminaba su trabajo -hasta que decida terminar contigo.
Dora se alejó unos pasos disfrutando la imagen de su
indefensa prisionera en una trampa mortal. Había lágrimas saliendo de los ojos
de la desesperada Sherry, que sacudía la cabeza suplicante.
-Hay
que linda -dijo Dora burlándose mientras se acercaba y apretaba los pezones de la
indefensa y desnuda chica en sus manos -Humildad chica, es lo que tienes que
aprender, con esa hermosa cara y ese cuerpo es muy sencillo que una chica acabe
con un ego enorme. Supongo que te fue sencillo conseguir que mi John se
enamorara de ti, pues muy pronto ya no podrás enamorar a ningún hombre, nunca
mas.
Pudo haber dicho o hecho mas para atormentar a su
indefensa víctima, pero después de eso su atención se centró en Marie. Al ver
lo que le hacían a Sherry, y quedándose sola, la otra mujer había pasado el
tiempo luchando contra sus ataduras para ponerse de pie, y ya que lo había
logrado hizo un intento desesperado de llegar a la autopista dando saltos.
Al verla avanzar poco a poco, Dora rio.
-¿Vas
a algún lado Marie?
Jugando con ella, empezó a seguirla a paso lento.
-Llamando
al Colibrí, llamando al Colibrí, aquí Copper desde el carro cinco, ¿me escuchas
tío Sky?, cambio.
Sky Ryder tomó el micrófono rápidamente.
-¿Eres
tú, Copper?, gracias al cielo que estás a salvo.
Copper estaba parada afuera del auto, se había
puesto sus pantalones de mezclilla y la blusa color azul cielo que le había
dado a Sherry la tarde anterior. La oficial Cole estaba también de vuelta en su
uniforme, pero al igual que Copper, ninguna había tenido tiempo de ponerse sus
zapatos. Tyler y Rivera estaban cerca del coche con ellas y el sheriff Winchell
con el oficial Barnes acababan de llegar.
-Sí,
estoy bien Tío Sky, y también Amy, quiero decir la oficial Cole. Pero tienes
que ayudar a Sherry y a Marie, algo horrible le pasó a la señora Wilberforce,
creo que enloqueció, las tiene secuestradas y creo que va a matarlas.
-¿Matarlas?,
¡No es posible!
-Sí
es posible- dijo la chica -cuando me capturó, tenía una bolsa llena de cuerdas,
y un par de ellas eran muy gruesas, como las que se usan en las horcas. No usó
ninguna de esas cuerdas para amarrar a ninguna de nosotras, y estaba
presumiendo que iba a llegar el final del camino para ellas. ¡Tenemos que
ayudarlas!
El sheriff Winchell le quitó el micrófono a la
chica.
-¿Cómo
crees que debamos proceder Sky?
-Si
Copper vio esas cuerdas, entonces debemos de tomarnos la amenaza en serio- dijo
el piloto con seriedad- Me adelantaré a ver si puedo verla, ustedes síganme tan
pronto como puedan, cambio.
-De
acuerdo Sky, cambio y fuera.
El sheriff vio a todos los rostros que lo observaban
-Empecemos,
Amy, ven conmigo. Harry, tú y Andy vayan con Copper, mantengan los ojos
abiertos y estén atentos al radio.
Segundos después, los dos
carros retomaban la carretera.
Marie ni siquiera pensó que su carrera era inútil.
Saltó tan rápido como era posible en su apretado bondage, sabiendo que si se
caía al suelo sus infinitesimales oportunidades de escapar o encontrar ayuda
desaparecerían por completo. Podía escuchar la risa de Dora tras ella, y un par
de veces volteó la cabeza a ver que tan cerca estaba su perseguidora. Aunque su
captora iba a ritmo de paseo, no le tomó mucho tiempo recortar la distancia con
Marie, y a pesar de todo el esfuerzo de la prisionera en alejarse, cualquier
testigo hubiera visto que no tenía esperanza.
Sólo por molestar, cada pocos segundos Dora gritaba
cosas como “voy por ti”, “te estoy alcanzando” o “será mejor que te apures”.
Las voces acabaron de poner nerviosa a la mujer, quien finalmente dio un salto
demasiado amplio, perdió el equilibrio y se fue al suelo soltando un grito
amordazado que combinaba el dolor del golpe con la frustración.
Dora la alcanzó y la ayudó a sentarse.
-Ningún
hueso roto, ¿verdad?, bueno, aunque los hubiera, no habría tiempo de que se
curaran. Te queda poco tiempo de vida. Ven, vamos a regresar con tu amiguita.
Trató de levantar a la prisionera sobre su hombro,
pero, presa del pánico, la rubia peleó y no la dejó hacerlo, pateándola y
retorciéndose cada que intentaba cargarla. Era como un pez fuera del agua,
tratando de evitar las manos de un pescador. Por un minuto o dos lo logró, pero
finalmente Dora pudo agarrar la cuerda sobre sus genitales y le dio un buen
jalón. El agotamiento, combinado con la sorpresa de sentir la presión en sus
partes privadas, hicieron que Marie se detuviera.
-Así
está mejor cariño- dijo Dora con una inusual calma -Vas a arruinar mi peinado.
Se acomodó el pelo y ahora si levantó a Marie sobre
su hombro, repitiendo su interpretación de la marcha fúnebre mientras marchaba al
árbol destinado a ser patíbulo de las mujeres que había terminado por odiar. Al
igual que con Sherry, ató los tobillos de la chica a su cintura con una cuerda
estilo hogtie. Marie sollozaba.
-No
te preocupes cariño, esto terminará pronto- Colocó la segunda cuerda alrededor
del cuello de Marie y lo ajustó. -Lamento no tener un capellán, pero las dos
deben saber muy bien cuál es su pecado, ¿verdad?
El nudo fue ajustado alrededor del cuello de Marie,
tal y como había pasado con el de Sherry, y Marie luchó para mantenerse recta y
poder respirar. Dora caminó al frente y las contempló, era visible que Sherry
empezaba a cansarse de su posición. La captora tomó de nuevo un pezón de cada
mujer y apretó, ignorando los gemidos de sus dos silenciadas prisioneras.
-¿Si
entienden que esto no es una venganza, sino un acto de justicia, verdad? Han
arruinado la vida de un buen hombre, y también la mía. Deben pagarlo.
Las dos prisioneras voltearon hacia la carretera, y
Dora también.
-¿Qué
oyeron? ¿un pajarito? ¿o acaso fue el ángel de la muerte que viene por ustedes?
Bueno, ya lo averiguaremos, ¿quieren que les vende los ojos antes de su
ejecución?
Con el cuello estirado como lo tenían era imposible
decir si alguna de las mujeres había asentido.
-Bueno,
como no me interesa verles más las caras, las tendrán.
Se fue al auto, y regresó con una tela blanca que
partió en dos pedazos y que ató sobre los ojos de cada una de sus prisioneras.
-Todo
listo para la ejecución- sentenció.
Dora caminó para terminar soltar las horcas y ahogarlas,
y en ese momento se escuchó una voz imperativa.
-¡Dora
Wilberforce! ¡Ríndete!
Era la voz de Sky Ryder, estaba a 50 metros de
distancia y tenía su pistola lista en la mano.
Dora volteó a verlo confundida, y lo ignoró
alcanzando la cuerda de la horca. Se escuchó un disparo y astillas volaron del
árbol, a unos 30 centímetros de su mano, ella volteó a ver al inesperado
visitante de nuevo. Sin comprender, volvió a intentar proceder con la ejecución
y se escuchó otro balazo. Dora volteó a ver al ranchero por tercera ocasión.
-¿No
quieres que haga esto John?
Los dos carros de la comisaría llegaron en ese
momento, y sus ocupantes bajaron, corriendo a donde se desarrollaba el drama.
-No
Dora, no lo hagas- respondió Sky dándose cuenta de que lidiaba con una persona
que había perdido la cordura -Por favor, no, no está bien.
Dora suspiró y luego sonrió tímidamente a Sky.
-¿nos
podemos ir a casa Johnny?
-Sí,
hagamos eso.
Caminó hacia él, pero se distrajo cuando Winchell y
Tyler corrieron a quitar las horcas de los cuellos de Sherry y Marie. Amy Cole
y Copper también corrieron hacia las prisioneras y empezaron a desatar a las
dos mujeres. Dora vio lo que ocurría y la mirada enloquecida de sus ojos
desapareció momentáneamente.
-¡Dios
Mío!- gritó, y empezó a llorar.
En cuanto Dora colapsó, Amy y Barnes corrieron a
asistirla, y el oficial Rivera tomó el relevo de Cole desatando a Marie.
Winchell vio con tristeza a la mujer histérica y caminó hacia Sky.
-Un
caso simple que abrimos y cerramos, ¿no Sky?
-Y
todo esto, sólo por dinero, que desperdicio.
Con las manos esposadas, Dora Wilberforce había
caído dormida y estaba en el asiento trasero de la patrulla del sheriff bajo
vigilancia del oficial Barnes; Marie, vestida con ropas viejas que Sky tenía en
su avión para emergencias, también estaba esposada de manos y sentada en la
orilla del coche de Tyler, vigilada por éste; Rivera estaba en la radio
pidiendo ambulancias; Sky, Copper, Winchell, Amy Cole y Sherry, que vestía un
uniforme de repuesto del sheriff, estaban en círculo entre ambos carros. Sherry
se estaba disculpando con el sheriff y con Amy.
-De
verdad que no sé que me pasó en la corte- explicó -nunca había hecho nada
parecido, ni lo volveré a hacer sheriff.
Luego se dirigió a Amy.
-A ti
te debo una disculpa en particular. Fuiste muy buena conmigo todo el tiempo en
que me vigilaste, y te traicioné, también debo ir a disculparme con la
enfermera.
-Y
también con Jeanne Hall- añadió Amy -por amarrarla y robarle su coche.
Sherry asintió.
-Tengo
mucho por qué responder, así que será mejor que me arresten.
Se puso de espaldas a Amy y colocó sus manos a la
espalda.
-Espósame,
lo merezco.
Amy dudó viendo a Winchell.
-Bueno,
no sé si es necesario.
Sherry volteó hacia atrás sin quitar las manos de
donde podían encadenarla.
-Insisto.
Ayer pensaba que estar esposada en una jaula era lo peor que podía pasarme,
pero hace apenas unos minutos estaba deseando poder estar en la cárcel.
Amy vio a Winchell de nuevo y le preguntó que debía
hacer.
-Bueno,
tenemos que llevarla a la cárcel. Técnicamente es una fugitiva hasta que haya
un nuevo veredicto a su favor.
Amy buscó en su cinturón, pero vio que no traía
esposas, Winchell le dio las suyas y la policía esposó las manos de Sherry a su
espalda. La chica rio.
-Gracias,
ahora me siento segura.
-¿Qué
le va a pasar a la señora Wilberforce sheriff?, preguntó Copper.
-No
lo sé Copper, es un caso muy triste. Los doctores tendrán que examinarla y
determinar si está cuerda.
-Supongo
que el impacto de que su marido la abandonara y arruinara sus vidas fue
demasiado para ella- aventuró la chica.
-Todos
lo sentimos por ella Copper- dijo Sky -pero estuvo muy cerca de cometer un
asesinato. Sherry aprendió algo sobre no tomarse la ley en sus propias manos, y
lo mismo pasará con Dora.
Sherry los vio a todos y volvió a tomar la palabra.
-Y
por cierto, quiero agradecer a todos lo que han hecho por mi estos dos días, y
especialmente a Copper y a Sky, que siempre creyeron que era inocente.
Copper abrazó a su amiga esposada.
-Siempre
puedes contar con tus amigas- le dijo sonriendo.
El lunes siguiente, todos estaban en la corte de
nuevo. La condena de Sherry fue eliminada a la luz de la nueva evidencia
obtenida mediante las confesiones de Marie Sanders y John Wilberforce. Sherry
tenía toda una nueva lista de crímenes por los cuales se le podía procesar, sin
embargo, ninguna de sus víctimas quiso presentar cargos, e incluso la enfermera
Ruth Leeson y Jeanne Hall testificaron a su favor, así que Sherry Johnson salió
como una mujer libre.
Sky, Copper y Winchell esperaron afuera de la corte
y observaron a Sherry hablar brevemente con unos reporteros, para después
alejarse acompañada de su abogado. Otros reporteros y pequeños grupos de
espectadores se juntaron alrededor de Ruth Leeson, Patty Brennan, Rita Everett
y Liz Martin para oírlas hablar. Jeanne Hall pudo esquivar a la prensa con
ayuda de un galán de su oficina.
Los tres se fueron al café de Jeb y dentro Sky vio
al guardia del banco, Jeb, escuchando la serie mundial en la radio, se veía
miserable.
-¿Qué
pasa George?- le preguntó Sky -¿estás preocupado por el arresto de Wilberforce?
-Oh
no- contestó George rápidamente -se lo merecía, es sólo que…
-¿Qué?
-Bueno,
aposté 10 dólares con él en la serie mundial, yo iba con los Yankees, pero si
los Dodgers ganan el día de hoy, la serie termina, y aunque esté en la cárcel,
debo pagarle.
-Debes
tener fe en tu equipo George- le dijo Copper alegre.
-Los
Dodgers tienen a Maglie hoy, y los Yankees van a abrir con el papanatas de
Larsen, no creo que…
Se detuvo para oír que el primer lanzamiento del
partido fue una bola de Larsen.
-Voy
a sufrir mucho.
Sky, Copper y el sheriff lo dejaron y fueron a una
mesa.
-Todo
terminó bien- comentó Copper satisfecha -sólo necesito saber una cosa mas para
que esto sea perfecto.
-¿Qué?-
le preguntó su tío.
-¿Qué
nombre le sugeriste a mis padres que me pusieran que prefirieron llamarme
Coppelia?- cuestionó sonriendo.
-Sí,
Sky- dijo Winchell -yo también quiero saber.
-Creo
que es un nombre hermoso- dijo Sky sin mucho convencimiento -sólo pasa que es
poco común.
Copper se cruzó de brazos y movió la cabeza a un
lado.
-¿Cuál
era?- insistió.
Sky dudó y su expresión mostraba que preferiría
estar en otra parte, tomó un menú de la cafetería y jugó con el.
-Era…
Sus acompañantes lo veían expectantes.
-Gwendolyne-
murmuró
Winchell rio y Copper gruñó.
-Es
espantoso tío Sky- dijo, y luego se unió a las risas de Winchell.
Sky fingió estar concentrado en el menú.
-Sólo
ordenemos, ¿ok?
Todos siguieron riendo.
FIN