28 de octubre de 2016

Inculpada de Frank Knebel - Capítulo 5

Seguimos con las aventuras de Copper Ryder, este episodio viene del anterior, que pueden leer por aquí

Todas las historias que he publicado están aquí


Capítulo cinco



John Wilberforce hizo un discreto gesto con la cabeza para despedirse del guardia del banco, y entró al edificio. Rápidamente fue a su oficina y cerró la puerta. Tras unos segundos abrió una ranura y vio hacia afuera, vio que el guardia lo había visto entrar y que se alejaba. Entonces se quitó los zapatos para aminorar el ruido que haría sobre el piso de losa y salió de su oficina, dirigiéndose a la zona de cajas fuertes.

Una vez adentro, sacó una linterna y un pedazo de papel de su saco, revisó los nombres y números escritos en cada caja de seguridad, y cuando encontró la que buscaba la sacó, llevó a la mesa y abrió con un par de llaves.
Adentro había recuerdos del ejército, unos pocos papeles y un hermoso reloj de bolsillo antiguo, junto a todo ello, un bulto envuelto en papel café. Abrió este y vio adentro, alcanzó a ver un billete de 50 dólares y debajo había mucho más. Sonrió.

Metió el paquete en su saco, y regresó la caja de depósitos a su lugar. Revisó que no estuviera el guardia y regresó a su oficina. Abrió un portafolio que estaba en su escritorio, metió ahí el paquete de dinero, se volvió a poner los zapatos, tomó aire y salió. Fingiendo ir sin preocupaciones, caminó por el pasillo. Sentía que sus propios pasos lo perseguían, cuando estaba cerca del final el guardia apareció de nuevo.
            -¿cómo ve el juego señor Willberforce?- le preguntó con un acento de la costa este -¿van a ganarle la serie los Yankees a los Dodgers este año?-
            -Tú eres el experto George- respondió forzando una sonrisa en su rostro.
            -Yo sé que tus chicos lo ganaron el año pasado- comentó mientras aceleraba el paso para mantenerse junto a Willberforce que no se frenaba -Pero tuvieron suerte de que Amoros hiciera esa atrapada para el último out sobre Berra, este año será como siempre y ganarán los míos-
            -Si tú lo dices George-

Willberforce intentó abrir la puerta, pero George le ganó y la sostuvo. El banquero tomó aire mientras el guardia lo veía-
            -¿Apostamos?
El banquero soltó el aire y puso una enorme sonrisa.
            -Por supuesto George, ¿te parecen bien 10 dólares?- dijo mientras ponía un billete en la mano del guardia. -Y cómo confío en ti, te dejo tenerlo hasta el momento del juego.
El sorprendido George vio incrédulo el billete, mientras el banquero finalmente abría la puerta.
            -Vaya, tiene mucho espíritu deportivo señor Willberforce… Por cierto, ¿encontró lo que vino a buscar?
            -Claro George, dijo mostrando el maletín, lo encontré.
Cuando finalmente se pudo alejar se dio cuenta de que, a pesar de que el vigía no tenía idea del contenido del portafolio, de todas maneras, su corazón estaba uy acelerado. Había dejado una bebida sin tocar en el bar, y necesitaba más para el camino.


Copper Ryder se retorció desesperada. No podía ver donde había estacionado el coche Marie, pero en cuanto la mujer paró el coche se dio cuenta de que esta podía ser su única oportunidad de escapar. Había fracasado en sus intentos de liberar sus manos. Y aunque no podía alcanzar muy lejos, palpó el suelo para ver si había algo con que cortar las cuerdas. Pero el asiento trasero que la oprimía estaba tan atrás que no podía siquiera mover las manos por el suelo.
Justo antes de que pararan, la chica había visto unas luces, Copper pensó que era un letrero iluminado, y aunque algo había tapado el brillo, era evidente que estaban muy cerca de el.
A pesar de tener la boca rellenada, y de la cinta que sellaba sus labios, Copper intentó gritar auxilio. No hubo respuesta. Después oyó el golpe de la puerta de frente cerrándose, y los pasos de tacones de mujer por un piso de grava. Su puerta se abrió y Marie se asomó.

            -¿Tuviste un lindo viaje?- se burló -Vamos, tenemos que ir adentro-.

Movió el asiento adelante, agarró las piernas de Copper, y la sacó sin mucha gentileza fuera del coche. La chica gimió alarmada y adolorida al rasparse en el suelo del auto, pero fue un viaje corto. Marie la paró sobre sus pies desprotegidos, y Copper sintió el aire frío de la noche sobre su cuerpo semidesnudo.
Estaban en una especie de motel. El letrero, las luces y la oficina estaban al otro lado de una serie de cuartos que tenían a la vista. No parecía haber ningún otro carro aparcado, y todos los cuartos estaban oscuros. Hasta donde sus ojos alcanzaban, frente a los cuartos no había nada salvo arena y arbustos.
            -Es un bonito lugar privado ¿no crees?- Preguntó Marie al notar como Copper valoraba su situación. -Aquí es donde Johnny y yo veníamos a escaparnos de esa metiche de su esposa. El lugar es invisible desde la autopista, y por sólo diez dólares el encargado nunca ha oído de ti. Vamos adentro, señorita Ryder.-
Agarró a la chica de un brazo y de las cuerdas en su torso y la obligó a ir saltando hasta la puerta. Durante sus primeros dos saltos los pies de la chica pegaron en la tierra, y sobre la dolorosa grava, pero después de eso alcanzaron el pavimento que las dirigía hasta la puerta principal.
Marie abrió la puerta y guio a la indefensa chica adentro. Cuando cerró la puerta, prendió las luces para revelar una habitación con muebles baratos. Dos pequeñas camas, una televisión y un aire acondicionado. Las cortinas estaban cerradas.
Copper fue llevada a una de las camas, y Marie la empujó para que cayera sobre el colchón mientras la prisionera daba un ahogado grito de espanto.
            -Será mejor que te pongas cómoda niña. Vas a estar aquí un largo rato. Por lo menos hasta que recuperemos el dinero, y después hasta que decida que hacer contigo.-
Copper volteó la mirada y Marie dejó ver una sonrisa de entretenimiento.
            -Estás hecha un desastre tras el viaje, tal vez sería bueno que te ayude a limpiarte un poco.
El andar saltando por ahí, sumado a las cuerdas, había arruinado las medias de Copper. Los tirantes de su sostén se habían caídos de sus hombros y había algo de tierra en su rostro. Marie fue al baño y volvió con una toalla húmeda. Con sorprendente cuidado, limpió la cara de Copper.
            -Esto debe hacer de tu vida un poco mejor-
Después de limpiar el rostro de la joven, Marie apartó la toalla y la vio de arriba abajo.
            -Esas medias están todas rotas, te las quitaré también- murmuró, -y sin medias no necesitas tus ligas, y respecto a tu sostén…-
Giró a Copper para que estuviera boca abajo en la cama, y desabrochó el sostén por detrás. De su bolso sacó unas tijeritas, y cortó los tirantes de la prenda. Aunque estaba atorado con las cuerdas que sujetaban sus brazos al cuerpo, dio unos tirones y logró quitárselo. Copper vio hacia su pecho con ojos abiertos al ver como sus senos habían sido expuestos.
            -Tienes un lindo par… son del tipo que le gustan a Johnny- dijo con una sonrisa, y luego se sujetó los propios. -Se parecen mucho a los míos.
Los ojos de Copper se abrieron más, y la chica sacudió la cabeza y gimió protestando.
            -Oh, no te preocupes, no te hago esto porque Johnny venga a jugar con nosotras. Si lo conozco, ya debe haber decidido traicionarme y estará buscando como huir con todo el dinero.
La sonrisa de Marie creció.
            -Pero se va a llevar una sorpresa.
Mientras Copper trataba de adivinar que había detrás de este último comentario, Marie se acercó a sus piernas, y le quitó las medias.


Sherry Johnson manejó hacia la casa de Wilberforce y estacionó a una distancia prudente. Sólo había estado allí u par de veces con su jefe por cuestiones de trabajo. Su carro no estaba, pero si había el de alguien mas, que parecía ser el de su esposa, Dora Wilberforce.
Volteó arriba y debajo de la calle, había un hombre paseando a su perro en la otra cuadra, pero eran más de 100 metros de distancia, no veía a nadie más.
Para su suerte, la calle estaba mal iluminada, y Sherry agradeció que el proyecto de la ciudad de Kermit de remplazar luminarias no se hubiera iniciado aún. Guardó la pistola en su cinturón y bajó del carro.

            Dora Wilberforce salió de la ducha y se empezó a secar el cuerpo con una toalla. Era una mujer alta, aunque no lo aparentaba cuando estaba al lado de su marido, tenía una excelente figura para una mujer cercana a los 40. Su rostro era de lo más bello, a pesar de que su mirada siempre sugería una actitud de sospecha; tras casi 20 años de matrimonio con John Wilberforce, era imposible saber si éste era un gesto natural, o si lo había adquirido por la constante vigilancia de las actividades amorosas de su marido; su cabello era de una de esas muchas variantes entre el rubio y el castaño claro, y llegaba hasta la mitad de su cuello. Cuando subía sus piernas a la tina para secarse los pies, la imagen que mostraban sus muslos hubiera sido un deleite para cualquier hombre que la hubiera visto.
Pero a pesar de su belleza, se había convertido en la infeliz esposa de un banquero exitoso, condenada a pasar sus mañanas en el salón de belleza, y las tardes en clubs o juegos de bridge, la mayor parte de las noches estaba sola en casa, preguntándose donde estaba su marido.
Sabía que éste había estado interesado en Sherry Johnson, pero su alivio cuando esta mujer fue arrestada le duró muy poco, pues ahora sentía que tenía los mismos sentimientos hacia su nueva secretaria, Marie.
Esta tarde, cuando volvía de su juego de bridge, había notado cierta conmoción en los apartamentos donde Marie vivía. Había patrullas y ambulancias. Apenas pudo evitar fantasear con que tal vez Marie hubiera sido asesinada. Después del arresto de Sherry y con Marie fuera del camino tal vez…
Dora sacudió la cabeza y volvió a la realidad. Envolvió su cuerpo desnudo con la toalla, y salió a su habitación.
Apenas había entrado cuando escuchó un ruido a su espalda. Un escalofrío recorrió su cuerpo y, antes de poder voltear, escuchó una voz familiar.
            -Sólo relájese señora Wilberforce, tengo una pistola, pero no vengo a lastimarla, dese la vuelta lentamente.
Dora sostuvo su toalla con fuerza y se volteó. Sherry Johnson estaba detrás de ella, apuntándole un revolver. La mujer por instinto empezó a subir las manos, pero al hacerlo sintió que la toalla se le iba a caer, y se quedó sosteniéndola mientras Sherry cerraba la puerta.
            -Considerando las circunstancias, no hace falta que subas las manos, pero no intentes nada tonto. Supongo que tu marido no está en casa.
            -No tengo idea de donde está- dijo negando con la cabeza -pero puede ser que venga en camino y seguramente bajo protección policiaca, ya todos saben que estás prófuga. Lo mejor es que…
            -No te molestes con el consejo- interrumpió -Yo no robé el dinero del banco, y las dos sabemos quién es el verdadero responsable.
            -¿Estás sugiriendo que John…?
            -Basta. Supongo que una esposa leal debe apoyar a su marido. Pero en el fondo sabes que él lo hizo, o por lo menos que es capaz de hacerlo.
Dora no pudo quejarse o siquiera sostener la mirada de la chica.
            -Bueno- continuó Sherry -supongo que no te dijo nada sobre robar el dinero o sobre donde lo escondió, así que voy a tener que buscarlo por tu casa para asegurarme de que no está por aquí en algún rincón. Lamento informarte que te voy a tener que dejar atada y amordazada mientras busco.
            -¿Qué vas a dejarme cómo?
Sherry sonrió con malicia.
            -¿te ofende más la idea de ser atada vistiendo una toalla, que la sugerencia de que tu marido es un ladrón?
Dora guardó silencio mientras veía indignada a su joven captora. Finalmente se relajó un poco.
            -Bueno, pero al menos déjame vestirme.
            -Lo siento, pero no tengo tiempo que perder. Aunque no lo creo, tu misma dijiste que puede ser que tu esposo venga en camino. No puedo arriesgarme a perder el tiempo.
Se acercó a los cajones de la cómoda sin dejar de vigilar a Dora, con su mano libre abrió el cajón de hasta rriba, sacó unos calzones y se los arrojó.
            -Toma, ponte ésos.
Mientras Dora se cubría con los calzones, Sherry siguió revisando cajones hasta que encontró las medias, y más ropa interior. Dora se había puesto los calzones y ajustado la toalla lo más posible para cubrir su torso. Sherry sacó todas las medias y las aventó en la cama.
            -Date la vuelta y cruza tus manos a la espalda.
Dora obedeció, Sherry soltó el revolver y amarró las muñecas de la mujer con una de las medias, asegurándose de que estuvieran lo más apretadas posible.
            -Ya escuché en la radio que le hiciste esto mismo a la oficial de policía y a una enfermera- dijo Dora.
Sherry terminó de ajustar los nudos.
            -El día de hoy ya amarré a seis mujeres distintas, así que no sientas que te estoy tratando peor de lo que he hecho con cualquiera. Las prófugas actuamos así.
            -¡Seis mujeres!, una pensaría que eres una criminal de carrera con toda esa experiencia atando mujeres.
En ese instante, la toalla se aflojó y cayó, dejando expuestos los firmes pechos de la mujer, quien se inclinó hacia el frente tratando de evitar ser vista.
            -Quédate quieta- ordenó Sherry -no quiero ser malvada, pero ese último comentario me molestó lo suficiente como para creer que la pequeña humillación que sentirás cuando te encuentren enseñando los senos va a ser buena para ti.
Tomó otra media y la mandó que se sentara en la cama.
Dora dedicó una mirada de odio a la chica mientras se sentaba.
            -Muy pronto estarás de nuevo esposada y en la cárcel jovencita.
Sherry se arrodilló y comenzó a amarrar los tobillos de Dora. Entonces, la cautiva la pateó en el hombro, haciéndola caer. Dora se levantó y trató de huir, mientras intentaba abrir la puerta con sus manos atadas a la espalda, también empezó a gritar. Primer sólo un alarido, luego gritando “¡socorro, que alguien me ayude!
Rápidamente, Sherry se repuso, y aunque Dora había logrado salir del cuarto y empezar a avanzar por el pasillo, Sherry la alcanzó, la tacleó y le puso la mano en la boca para ahogar sus gritos.
Sherry la arrastró de nuevo al cuarto mientras la prisionera intentaba por momentos morderle la mano, y por momentos lograr que sus gritos ahogados se escucharan fuera de la casa.
Sosteniendo a su prisionera con un brazo alrededor del cuerpo, y una pierna alrededor de las de Dora para que no volviera a correr, Sherry alcanzó otros calzones que había dejado sobre la cama. Los agarró y sostuvo frente a la cara de la mujer, quien inmediatamente supo que pensaba hacer con ellos.
Mientras seguía intentado patear, cerró la boca con fuerza. Sherry le tapó los agujeros de la nariz, pero aunque la mujer trató de aguantar, fue cuestión de tiempo para que se le fuera el aire y tuviera que abrir la boca, en ese momento, Sherry le metió los calzones dentro.
Con otra media, Sherry completó la mordaza rodeando su cabeza dos veces y asegurando que no pudiera librarse del montón de tela que ahora tenía dentro de la boca.
            -¿Por qué tenías que hacer eso?- se lamentó Sherry mientras terminaba de amarrar la mordaza tras la cabeza de Dora. -Bien sabes que me hubiera ahorrado muchos problemas si hubiera aceptado los avances de tu marido cuando me lo pidió, y como lo hace con su nueva secretaria, si lo hubiera hecho no estaríamos pasando por esto ahora- Le dijo mientras con otra media le amarraba los tobillos, luego la sentó en la cama.
Dora dejó de resistirse y se limitó a acuchillar a Sherry con la mirada, la chica siguió amarrándola atando sus piernas con otra media por arriba de las rodillas.
Después, y uniendo una media a otra para tener una extensión más larga, amarró los brazos de la mujer a su torso, luego la recostó boca abajo y terminó de inmovilizarla uniendo las ataduras de sus manos a las de los pies en un hogtie.
Sherry se detuvo para tomar aliento, mientras a su lado Dora protestaba con todas sus fuerzas tras su mordaza, viendo con odio a su captora todo el tiempo.
            -Creo que lo mejor es que revise si nadie escuchó tus gritos.
Caminó hacia el pasillo y se asomó por las ventanas a la calle.


Jeanne Hall volteó a ver el reloj de la cocina, ya eran casi las nueve de la noche. Había decidido darle a Sherry dos horas de ventaja para que tuviera tiempo de huir, pero ya era tiempo de empezar a ver cómo podía escapar de las cuerdas que la ataban. Antes de comenzar, se tomó otro minuto para ver su reflejo en la ventana cercana. Se veía igualita a una de esas damiselas de la televisión que había visto. Linda y atractiva por su indefensión. Pensó que sería muy romántico si en ese momento su compañero de trabajo, Bob, apareciera y la encontrara así. Aunque él ya tenía novia, tal vez se olvidara de ella tras rescatar a Jeanne, y sería natural que ella se mostrara agradecida después de ser salvada de este peligro.
Mientras pasaba la mirada por su imagen, descubrió que la presión de tener los brazos a su espalda, había provocado que un botón de su blusa se abriera, y que su escote era más visible de lo que le hubiera gustado, tal vez esto le diera otras ideas a Bob. Viendo su rostro ensayó algunas miradas de indefensión. Le salían muy bien, sin duda derretiría el corazón de Bob, si tan solo la encontrara…
            Pero sabía que ni él, ni cualquier otro candidato apetecible iban a aparecerse en su departamento, tenía que soltarse ella sola, así que finalmente se puso a trabajar.


John Wilberforce dejó su copa vacía, ya estaba mucho más tranquilo. El dinero estaba en el maletín a su lado, y aunque no tenía una maleta, había efectivo de sobra para atender todas sus necesidades, especialmente en México, donde después de cambiar sus dólares podría vivir muy bien. Libre de Dora, libre de Marie, libre del banco, libre de todo.
Llamó al cantinero, tenía tiempo de una última bebida.


Tan pronto como prendió las luces de casa, Sky Ryder comenzó su búsqueda. En la cocina había trastes sucios y un sartén con coditos de pasta. En el refrigerador un tazón con sobras de comida, la pasta en salsa de jitomate que Copper siempre preparaba. Al entrar la había llamado, pero esta no había respondido, así que fue a su habitación.
Sobre la silla frente al espejo estaba el uniforme robado de Amy Cole y el vestido amarillo que Copper había llevado al juicio. Tanto los tacones de su sobrina como las botas y calcetines de la policía estaban en el suelo. Sky revisó los cajones, le parecía que faltaba ropa, pero cuantos y cuales vestidos faltaban le era imposible de saber.  
Las sábanas de la cama estaban desordenadas, aunque no parecía que nadie hubiera dormido en ella. Luego vio el cuchillo sobre la mesita de noche. Se arrodilló ara ver el suelo y vio un pedazo de cuerda que había sido cortado por el cuchillo y una bola echa con pedazos de cinta plateada. Sobre la parte pegajosa de la cinta se alcanzaban a notar marcas rojas de lápiz labial.
Inmediatamente el ranchero se levantó, fue a su radio, lo prendió y levantó el micrófono.
            -Llamando a la oficina del sheriff, aquí La Diadema Voladora, Necesito tu ayuda, contesta Winch.

24 de octubre de 2016

Paulina Ahmed atada y amordazada en Luna de miel

Llegó el viernes pasado a las pantallas de México una película de terror llamada Luna de miel, misma que tiene buen número de escenas de bondage.

Así que si les interesa ver a una damisela, ya tienen recomendación para ir al cine la próxima vez, aunque esta recomendación va con una gran advertencia. 

Se trata de una película violenta, dentro del género del torture porn, donde la actriz Paulina Ahmed la pasa muy mal y prácticamente todas sus escenas de bondage incluyen torturas y dolor físico.

Así que definitivamente no será para el gusto de la mayoría, pero de cualquier forma les aviso para quienes si quieran verla.

¿De qué va la película?

Empieza como un clásico, un profesor universitario solitario se enamora de su vecina, y para conseguir que esta lo ame de vuelta recurre a secuestrarla.
Lamentablemente aquí acaba lo clásico y vemos que el método del profesor para ligársela es el acondicionamiento mental. Es decir, que cada que intenta escapar o lo rechaza, la tortura cada vez más gacho. Por ello las escenas de bondage son mayormente desagradables.

Paulina Ahmed es una actriz debutante, así que esta es la primera vez que la vemos amarrada, y también la primera vez que la vemos en el cine.

Fuera de la anécdota, la película ha sido relativamente bien recibida por los amantes del horror, del gore y del género, y de hecho ha estado participando en tres festivales internacionales, así que si pueden soportarla, puede que tenga algo que ofrecerles.

El material que hay sobre la cinta en internet es escaso. Pero trabajando sobre el trailer que está en YouTube les saqué pequeñas imágenes de varias de las escenas de bondage protagonisadas por Paulina.
Acá se las dejo, y si luego van a ver la película me cuentan que les pareció.


Paulina Ahmed atada luna de miel

Paulina Ahmed tied up Honeymoon

Paulina Ahmed cleave gagged honeymoon torture porn

Paulina Ahmed atada en una cama luna de miel

Paulina Ahmed amordazada taped gagged

Paulina Ahmed restrained

Paulina Ahmed tied up wheelchair

Paulina Ahmed amordazada

Si llegaron hasta acá se merecen de pilón un dato super interesante, que leí en la revista Proceso, donde entrevistaron al director Diego Cohen para un artículo sobre la película.

De acuerdo a Cohen, y para ayudar a Paulina Ahmed a meterse en el personaje, dado que era su primera vez actuando, si la sometió a cierto grado de realidad para que pudiera imaginar lo que sufría su personaje.
Además de ello, dice que algo que facilitó la filmación fue que Paulina pasa 80% de la película amarrada. Entre toma y toma, no la desataban.

"También ayudó que el 75 % de la película transcurre en el sótano, y un 80% Paulina está amarrada. Por ejemplo, entre corte y corte, entre escena y escena, la actriz prefería quedarse amarrada para mantener el estado emocional y psicológico de su personaje, en lugar de descansar.”

Cuenta textualmente en Proceso.

Así que felicidades a Paulina, que ese compromiso con el personaje siempre es de aplaudirse.


Saludos y hasta la próxima.

20 de octubre de 2016

Anécdotas detrás de 15 Esclavas de Hollyrope

Retomando la entrada de hace unas semanas sobre la histórica producción de Hollyrope 15 Esclavas. Les platico varias cosas que ocurrieron detrás de la filmación, donde un mexicano logró, por primera vez en la historia, producir un video de bondage con 15 modelos atadas y amordazadas al mismo tiempo.

Lo que les cuento hoy me fue compartido por el creador de este hito, Daniel Xehen, a través de correo, y otras anécdotas las compartió por diversos foros de internet de donde las he recopilado para que tengan la historia completa.

Primero debemos mencionar que el trabajo fue titánico, y que la producción del video tomó más de seis horas, se trabajó con cuatro cámaras por lo que se lograron tomas desde diferentes ángulos, y además se tiene un soundtrack original.
Otra cosa a destacar es que lo que está a la venta, aunque es grande, no es todo lo que hay, se filmaron dos películas, y la otra aún está en postproducción. No hay fecha aún para que se estrene, pero este probablemente será distribuido por una distribuidora de Los Ángeles que la lanzaría en DVD y Blu Ray, cosa que, de lograrse, sería otro avance para nuestros amigos de Hollyrope. 
Esta segunda película, que esperaremos con ansiedad el tiempo que sea necesario, es una precuela de la recién estrenada.

Hollyrope 15 Slaves


En fin, pasemos a otros detalles. Le pregunté a Daniel como fue el proceso de contactar a las modelos, y como trabajaron juntas, y según me dice no hubo problemas para convencerlas, pues casi todas ellas ya habían trabajado con el en otros momentos. 
Hubo algunas excepciones, Anabelle Lee y Samantha Grace, quienes aunque son modelos de bondage de mucha experiencia, trabajaron por primera vez para Hollyrope en esta ocasión, y Miley, quien fue una auténtica debutante.
Miley es una modelo de modas, que sentía curiosidad por el bondage, y lo probó aquí por primera ocasión. Vaya suerte la de debutar en un momento histórico, y la de verte atada y amordazada por primera vez junto a otras 15 chicas.

De aquí salió a relucir otra persona que tuvo un peso muy importante para hacer de esta película una realidad, y se trata de Sara Liz, esta chica, quien posa para FM Concepts bajo el nombre de Susan Ray, fue quien contactó a Daniel Xehen con Samantha Grace, pero su labor no terminó ahí. 
Por más que suene como un paraiso, la verdad es que atar y amordazar a quince chicas no es posible y menos cuando se está preocupado por su seguridad, por el guion y por las tomas. Es por ello que Daniel Xehen tuvo que contratar a dos asistentes, ellas lo ayudaron a amarrar a las quince damiselas, pero en un principio nunca habían hecho bondage, así que hubo que enseñarlas como atar.
Para ello se reunieron un día antes de la reunión, y tuvieron una clase donde fue Sara Liz quien hizo de conejillo de indias para que practicaran con ella y estuvieran listas para el gran día.
Del mismo modo, Sara estuvo ayudando, atando a algunas de las modelos en las primeras escenas, antes de que ella también fuera amarrada para la parte final.

Otra cosa importante ¿cuanto tiempo estuvieron atadas las modelos?
No es para nadie secreto que durante una sesión las actrices son atadas y desatadas constantemente y tienen periodos de descanso de acuerdo a la experiencia de cada una o a la dificultad de las ataduras en las que están. Pero en videos múltiples la cosa de estar al pendiente de todas se complica, tienes que amarrar necesariamente a una chica antes que a la otra, y del mismo modo, una tiene que esperar su libertad hasta que sueltan a su compañera.
Con quince modelos esto se eleva un montón, y a pesar de que se trató de ataduras sencillas, el simple proceso de amarrar a las quince modelos tomó alrededor de 30 minutos.
Esto quiere decir que, para la última escena, cuando apenas iban a empezar a tomar el video y las fotos, algunas de las chicas ya habían pasado hasta media hora atadas y amordazadas y algunas ya empezaban a sentir molestías, por lo que fue un trabajo muy demandante para ellas y digno de aplauso. 
Es probable que por primera y tal vez única vez en la vida, hayan experimentado realmente lo que viven sus personajes de ficción que en nuestras fantasías son atados y esperan su rescate por horas.

Fue tal la presión que incluso en un foro Daniel compartió esta foto de Catie Parker, quien llevaba tanto tiempo amarrada que sufrió un ataque de ansiedad durante la filmación.

Catie Parker behind scenes 15 Slaves Hollyrope


Finalmente le pregunté a Daniel si era posible que viéramos algo así en una nueva ocasión y me aclaró que, por su parte, no va a volver a repetirlo, ni mucho menos intentar romper su record. Asi mismo no cree que nadie más se anime a hacerlo, y comenta como incluso el famoso Dominic Wolfe, de quien también hemos hablado en este blog, declinó ayudarlo pues solamente pensar en la filmación le provocaba dolor de espalda.

Citándolo me cuenta que "El estres llego a un punto casi insoportable, son miles y miles de dolares lo que se invirtio, por lo tanto es un riesgo muy grande, muchas cosas pudieron haber salido mal, en una sesion tan grande tienes poco control y el bondage no es un juego, es una actividad con un alto grado de riesgo, tener cuidado de tanta gente atada al mismo tiempo es riesgoso." 

Así que ya lo saben, ésta (y el dvd pendiente de estreno) es probablemente la única vez en la historia que podrán ver a 15 chicas atadas simultaneamente. Y nuestro amigo Xehen se lució con un trabajo complicadísimo, y en el que además invirtió miles de dólares.
Nada más justo que disfrutar este video legalmente y comprarlo en Clips4sale  y Además, no dejen de visitar Hollyrope

Disfrútenlo y por acá nos seguimos leyendo con más temas de bondage y, ojalá, con mas noticias sobre Hollyrope a futuro.