20 de octubre de 2013

El Percance de Nicki. Parte dos.

Finalizamos con la historia de bondage de Steve Spandex que empecé la semana pasada, donde las cosas darán un giro inesperado para nuestra atrapada prisionera.


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Segunda parte

Le tomó algunos segundos recordar donde estaba y por qué no podía moverse, pero una vez que estuvo lo suficientemente despierta pudo recordar los eventos del día anterior. Aún era de noche y la luna brillaba en todo su esplendor cuando su cuerpo se tensó por el miedo. La causa de éste no era su inmovilidad, sino que en el piso de abajo, dentro de la casa, se escuchaba el sonido de algo o alguien moviéndose cuidadosamente. ¿habría llegado temprano su familia? No era posible, porque a menos que hubiera un apagón habrían encendido las luces. Además habrían entrado por la puerta principal, lo cual quienquiera que estuviera abajo no había hecho. Mientras estudiaba las posibles causas del ruido escuchó que la puerta de la cocina rechinaba al abrirse, lo cual provocó un involuntario grito de miedo ahogado por su fuerte mordaza. Abajo, un tenue rayo de luz parecía estar merodeando por el pasillo, acompañada por unas lentas y cuidadosas pisadas.
Al ver eso Nicki se dio cuenta de que la historia que había considerado contar a sus padres sobre un intruso podía estar por volverse una realidad, y por lo tanto podría utilizarlo a la hora de explicar su cautiverio. Suponiendo por supuesto, que el intruso no la secuestrara o la matara. Volteó nerviosa y vio que la luz de la linterna estaba iluminando el pie de las escaleras. La chica se dio cuenta de que estaba a punto de ser descubierta en cuanto oyó como el primer escalón crujía. Poco después los dos se encontraron por primera vez, el ver la cabeza de Nicki cubierta con la media hizo que el invasor se parara en seco y acercó su rostro cubierto con un pasamontañas a la indefensa chica. Al ver sus ojos la joven soltó otro involuntario gemido de miedo.
-¿Qué demonios?
Su voz se desvaneció en un silencio mientras observaba perplejo el extraño descubrimiento que acababa de hacer. Dirigió la linterna a la cara de la chica cegándola y tras observarla cuidadosamente se dio cuenta de que sus ojos no lo engañaban y que frente a él había una chica amarrada que no representaba ninguna amenaza para el. Su rostro reflejó una confiada sonrisa.
-Vaya, vaya. Parece que alguien ya me ahorró parte del trabajo.
El fulgor de la linterna le impedía a Nicki ver claramente al visitante, lo único que podía deducir era que estaba vestido con ropas muy oscuras. Sin decir otra palabra el tipo la dejó y avanzando con más confianza rápidamente abrió todas las puertas y revisó el resto de las habitaciones de la casa, una vez que se cercioró de que no había nadie más, vilvió al piso de abajo y prendió las luces, lo cual provocó que Nicki cerrara los ojos pues la repentina iluminación la lastimó. Una vez que sus ojos se adaptaron al nuevo ambiense te encontró con que la cara del enmascarado estaba a sólo pulgadas de la suya, mientras la veía con curiosidad.
Aunque sólo podía ver sus ojos y su boca, para Nicki era obvio que el intruso estaba desconcertado por este extraño escenario que se había encontrado. Por varios segundos ambos sólo se observaron en silencio, el muy confundido y ella muy asustada para intentar comunicarse. Después de lo que pareció una eternidad Nicki juntó el valor necesario para intentar un diálogo, razonando que, con algo de suerte, podría ganarse su simpatía y tal vez lograr que la soltara. El que se hubiera metido a su casa no implicaba necesariamente que fuera una mala persona, quiso creer. Tal vez la compadecería y por lo menos le acercara la llave. Cuando empezaba a mascullar su ruego de clemencia, él también rompió el silencio.
-¿quién te hizo esto? ¿alguien más te robó esta noche?
Nicki negó con la cabeza tras descubrir que intentar pronunciar la más simmple palabra era más difícil de lo que pensaba.
-¿entonces cómo es que estás así?
La chica no tuvo que contestar, atando cabos el intruso se dio cuenta de que ella misma se había atado así.
-¿tú te hiciste esto a ti misma?
Se rio fuerte y cruelmente, lo que Nicki tomó como una mala señal.
-Te amarraste sola y después no pudiste escapar ¿verdad?
El hombre continuó riendo y Nicki supo que teníe que empezar a suplicar.
-¡Por favor ayúdame, la llave se me cayó y no puedo escapar!
Esta frase que pensó, sólo sonó como un montón de gemidos indescifrables cuando la dijo, así que la chica se valió de su cuerpo para intentar comunicarse. Volteando hacia atrás y mirando fijamente, y por enésima ocasión en el día, la llave, la chica esperó que el hombre pudiera interpretar lo que había pasado.
-¡Por favor ve por la llave y libérame!
Intentó decir al tiempo que sacudía las esposas y veía con lástima su casa oscura, suplicando que la sacara de las ataduras. El intruso comprendió todo y un malicioso gesto se dibujó en su rostro.
-Te esposaste a la escalera y la llave se te cayó ¿no es así?
Nicki asintió avergonzada, mientras lo hacía el tipo se levantó del suelo.
-Y ahora quieres que te ayude a salir del problema en el que te metiste ¿verdad?
-¡Pooor favooor!
Intentó decir la chica aunque sólo se oyó un largo mmmppphhh, tan triste como la chica lo pudo hacer sonar con los calcetines dentró de su boca. Tras la máscara Nicki pudo ver que la situación le parecía divertida al hombre. ¿sería esto bueno o malo? ¿cooperaría o la dejaría atada a su suerte? O pero aún ¿intentaría aprovecharse de su indefensión? En ese momento la joven lamentó muchísimo vestir sólo su ropa interior.
Durante lo que parecieron horas, el tipo simplemente pareció considerar sus opciones, aunque Nicki suponía que sólo estaba prolongando el proceso para jugar con ella y desesperarla. Finalmente habló
-Está bien, si es lo que quieres te daré la llave.
Mientras bajaba lentamente las escaleras Nicki se llenó de esperanza. Por un momento, dado que no había hecho el menor esfuerzo por quitarle la mordaza o aflojar algún nudo, la chica pensó que no iba a ayudarla. Pero ahora todo parecía ir bien. Viendo sobre el hombro, observó como el tipo recogía y examinaba la llave, pareció tomarse una eternidad estudiándola. ¡Vamos!, pensó, es sólo una llave, ¿no has visto una antes? Pero claro, el intruso sólo quería provocarla, disfrutando el suspenso y tensión que le estaba provocando, sabiéndose en todo momento en completo control de la situación… y de ella.
Tras un largo rato más, finalmente el hombre dio vuelta y comenzó a subir las escaleras, mientras sostenía la llave frente a el para mostrarle que la había encontrado. De nuevo se acuclilló frente a ella y colocando la llave frente a su rostro cubierto le preguntó
-¿esto es lo que buscas?
Sus dientes amarillos se vieron cuando una cruel sonrisa se dibujó en su rostro. De nuevo, Nicki dejó escapar un largo y suplicante gemido que buscaba mostrarle el enorme sufrimiento e indefensión por la que pasaba. Tenía que sentir pena por esta damisela en apuros.
-Ok, aquí está, tómala.
Aunque sabía que le era imposible, Nicki intentó de cualquier forma agarrar la llave, torciendo su cuerpo con la esperanza de que sus dedos pudieran alcanzar lo único que la separaba de su libertad. Ese movimiento provocó una nueva risotada de su atormentador. En un instante las esperanzas de Nicki se desvanecieron, había sido una ingenua.
Cuando se cansó de reírse, la miró fijamente de nuevo, estudiándola como si considerada si iba a liberar a la pobre criatura frente a él, o si la dejaría atada y amordazada, en el percance que ella sola había creado. De repente una idea pareció ocurrírsele, y sus ojos se iluminaron. Alcanzó la cadena que colgaba de su cuello y se la quitó. Lo primero que Nicki pensó es que se la estaba robando, algo que la deprimió, por lo que dejó escuchar otro gemido solicitando piedad. Pero pronto el ladrón reveló sus verdaderas intenciones, en lugar de meter el collar a su bolsillo lo sostuvo frente a ella y cuidadosamente colocó la llave dentro de la cadenita. Después volvió a colocar el adorno alrededor de su cuello y este quedó en su antiguo lugar con el pendiente y la llave colgando entre sus pechos.
-Ahí está, lo que me pediste. Adelante, libérate- dijo mientras se ponpia de pie y se burlaba de ella,
-¿Realmente creíste que te iba a soltar después de que me metí ilegalmente a tu casa? ¿qué evitaría que llamaras a la policía en cuanto me fuera si no estuvieras amarrada? Ahora discúlpame pero tengo que buscar que robarme.
En un estado de shock, Nicki observó en silencio mientras el tipo pasaba de una habitación a la otra, llevando consigo dinero, joyas y todo objeto de valor. Todo lo fue metiendo en una bolsa negra que dejó colocada a un lado de la indefensa chica, que sólo podía ver mientras algunas de las cosas más valiosas para ella y su familia eran robadas.
Tras un rato la chica intento infructuosamente de alcanzar la llave frotando la cadena contra el poste para ver si lograba abrirla. Pero fue inútil, no había forma de abrir la cadena, y aún si lo lograba y la llave caía sobre su regazo le sería imposible pasarla con sus piernas atadas a un lugar donde sus manos la alcanzaran. El pequeño objeto del que dependía su libertad se quedó colgando entre sus pechos, a sólo unos centímetros de sus dedos, pero respecto a como se liberaría no había diferencia, no podía usar la llave teniéndola ahí o en el piso de abajo donde había estado las últimas 18 horas.
*****
Una vez que tomó todo lo que deseaba, el enmascarado tomó su botín y empezó a bajar las escaleras. A medio camino se detuvo y volteó a ver a Nicki, por unos segundos sus ojos se encontraron y la chica soltó un tímido gemido que intentó por última vez convencerlo de que la liberara y de que hacerlo provocaría que le estuviera eternamente agradecida. Pero no iba a ocurrir. A pesar de sus ahogados y desesperados gemidos él simplemente se despidió con un “pásala bien. Al llegar a la estancia las luces se apagaron, se escuchó una ventana cerrarse y todo quedó en silencio.
Nicki estaba de nuevo sola e indefensa, y apenas había pasado la mitad de su tiempo de cautiverio. No estaba segura de si reír o llorar. Por un lado ahora si tenía una buena explicación sobre el porque estaba prisionera, ahora sólo le quedaba explicar algunos detalles menores como su vestimenta y la posición del espejo. Por el otro había perdido muchos objetos valiosos, por lo menos en el aspecto sentimental. Por lo menos aún conservaba su collar de oro.
Conforme empezó a amanecer y los rayos del sol le permitieron volver a admirarse en el espejo, Nicki se consoló pensando que si lograba recrear los maravillosos orgasmos del día anterior, que eran una consecuencia de su estado de indefensión absoluta, por lo menos encontraría algo bueno en el largo día que aún permanecería atada.

Fin.




2 comentarios:

  1. muy buena istoria esperaba mas orgasmos, o estimulandola.. Ace mas de estas con muchas universitarias y con orgasmos obligados.. Un abrazo dexde argentina..

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  2. me gusta mucho erica ellyson y luisana lopilato ace historias, con ellas sus nombres o algo..

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