Dentro de las películas que se estrenaron este mes de abril en Netflix, hay una cinta de televisión que destaca para nuestros intereses en el mundo del bondage, se llama El secuestro de Cleveland (Cleveland Abduction) y ya podrán intuir por el nombre que las posibilidades de ver damiselas en apuros atadas y amordazadas es alta.
Esto lo sabrían sólo con el nombre, pero si ven el poster, entonces no podrán esperar el momento de ver la película. En esta imagen se ve a la actriz protagonista, Taryn Manning, atada en un hogtie y suspendida del techo, una imagen nada común en películas comerciales.
Pues bien, el poster y el nombre me llevaron a investigar, y aunque aún no termino de ver la cinta, ya puedo contarles mas o menos que pueden esperar del bondage en esta película.
Se trata de una dramatización de un hecho real, que anduvo en las noticias hará unos 3 o 4 años. En la ciudad de Cleveland en Estados Unidos, tres mujeres fueron rescatadas tras un largo secuestro, la primera de ellas había pasado 11 años prisionera, y las otras dos algo por el estilo. Su historia pasó a los medios y eventualmente a esta cinta de televisión, que tiene algo de lo que en inglés llaman exploitaition, pues no deja de regodearse en el morbo del secuestro y de la situación de las víctimas sabiendo que hay un público atraído por ello.
La protagonista, Taryn Manning, es mejor conocida por aparecer en Orange is the New Black, y es ella precisamente la protagonista de la escena que vemos en el poster. Es secuestrada a los 10 minutos de película, y el villano la amarra en un hogtie con un largo cable naranja. Tras hablar un rato con ella, la amordaza, y luego usa el resto del cable para dejarla colgando del techo. La pobre pasará así hasta el día siguiente, cuando finalmente la bajan.
Es lo mejor que hay en cuanto a bondage, aunque no lo único, Taryn será atada más veces, primero a un poste (una escena que desde mi punto de vista es arruinada pues le ponen encima un casco de moticicleta, impidiéndonos ver su cara, y luego es encadenada a una cama.
Pasará casi toda la película encadenada en ropa interior, pero sólo será amordazada una vez mas, durante una visita familiar de los parientes del villano. Supongo que después de eso, y dado que estuvo cautiva años, acabó por someterse y ya no hubo necesidad de mantenerla silenciada.
Lo malo de todo son las mordazas, que pudieron ser épicas, pero quedan a deber. Las dos veces que la amordazan (tres si contamos la del casco de moto) el malvado mete un trapo grande en la boca de su víctima, y luego refuerza este con cinta gris. Pero lamentablemente, Taryn mantiene el trapo fuera de su boca, y apenas lo sostiene con sus dientes, por lo que nunca está realmente amordazada. Pudo ser tan bueno si le hubieran metido el trapo en la boca como se debe.
Finalmente cabe mencionar que si bien Taryn Manning ocupa casi todo el tiempo en pantalla, hay otras dos damiselas que son las otras dos mujeres secuestradas.
Estas son interpretadas por Katie Sarife y por Samantha Droke.
Lamentablemente, si bien ambas están encadenadas, no son amordazadas, y las cadenas limitan su movilidad, pero nunca entregan una escena de calidad ni de bondage fuerte como lo que si hace Taryn.
Si son completistas, sepan también que la actriz Sloane Coombs, hija del secuestrador, recibe una breve mordaza de mano de parte de su padre.
Así que ya saben, si tienen Netflix y quieren ver algo con bondage, aquí tienen esta cinta. Y si no tienen el servicio, pues la cinta anda disponible por otros canales. Espero la disfruten y si la ven cuéntenos su opinión de las escenas y de la actuación de las damiselas.
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