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Capítulo 4
“Llamando al Colibrí, llamando al colibrí. Aquí el carro 4 llamando a Sky, cambio”
La oficial Amy Cole soltó el dedo del botón de su micrófono, esperando una respuesta. Estaba consciente de los tres hombres que la observaban mientras esperaba de pie frente a la puerta abierta de su cuarto y les dio una rápida sonrisa.
Los tres hombres no veían a Amy esperando la respuesta de su jefe, simplemente se daban un taco de ojo con la bella policía. La expresión de los dos hombres mayores era de silenciosa contemplación, mientras que el joven era de deseo frustrado.
Fred Merrill era el capataz de Sky, y tenía unos cuarenta años, alto y fornido, con un cabello entrecano que aparecía bajo el ala de su sombrero. Él era el que estaba más cerca de la patrulla, con sus pies abiertos y sus brazos cruzados sobre el pecho. Sus ojos eran soñadores, y su sonrisa discreta, no suficientemente amplia para mostrar sus dientes.
Los otros hombres estaban cerca de la cerca donde sus caballos estaban atados. Joe Bailey tenía casi sesenta años, mediana altura, pelo gris. Si sonreía, era sólo para adentro, pero a pesar de la dureza de un hombre que se hizo a sí mismo, la nobleza de sus ojos era palpable.
Amy movió su peso mientras esperaba, colocando un pie dentro del coche e inclinándose un poco. Como consecuencia sus pechos se apreciaron más sobre su uniforme caqui. Vio al hombre más joven sonreir y dar un codazo a su compañero mayor, pero fingió no darse cuenta.
El más joven apenas había dejado la adolescencia. Wade Norman había sido una estrella de futbol americano en su preparatoria y en vez de sombrero vaquero llevaba una cachucha de su equipo. Era sólo un trabajador temporal durante el verano. Cuando su compañero mayor ignoró su codazo, Wade volteó a ver de nuevo a la oficial, aunque su imagen lo hipnotizaba, una belleza de 25 años estaba muy lejos de las aspiraciones de un adolescente de 18.
“Llamando al carro 4, llamando al carro 4, aquí Sky ¿qué pasa Amy?
La voz por la radio sacó a los hombres de su silenciosa contemplación.
“Estoy con Merill y tus hombres Sky”, anunció Amy, “No han visto a Copper en toda la mañana, cambio.”
“Estoy un poco preocupado Amy, ¿te importaría ir a la casa y revisar cómo está todo allí?, cambio”.
“No hay cuidado Sky, te hablo para decirte lo que hay, cambio”.
“También habla con Fred, dile que si no sabe de ti antes del atardecer quiero que vaya a la casa con todos los hombres y con rifles cargados, cambio”
Amy vio a Merrill
“¿oíste Fred?”
Merrill ahora sonrió suficiente para mostrar sus dientes.
“Será un placer oficial”
Amy le sonrió de vuelta y volvió a coger el micrófono.
“Entendido Sky, carro 4 fuera”
Se volvió a meter en la patrulla y al sentarse Merrill se le acercó.
“Si se mete en problemas será un placer ayudarla”
Amy descansó su brazo en la ventana abierta
“gracias, pero dudo que haya problemas”
Arrancó el auto y se alejó. Los tres hombres la observaron hasta que desapareció en la lejanía.
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No tenía caso luchar contra las ataduras. Simplemente no había un solo lugar en el que se las pudiera aflojar. Copper estaba dando otra revisada al cuarto para tratar de encontrar algo que la ayudara cuando Starr Bell reapareció.
“Muy bien niña”, anunció, “es tu turno, levántate”.
Agarrándola de un brazo, Starr jaló a la chica y le dio una sonora pero no dolorosa nalgada en su trasero. El sonido del golpe asustó a Copper más que su fuerza.
“Vamos linda, ya sabes el procedimiento”
Tras una rápida mirada a su captora, Copper empezó a saltar insegura hacia el pasillo, Starr la ayudaba sosteniéndole el brazo por un lado.
“Lo estás haciendo bien, no te detengas”
Una vez que entraron al cuarto de Sky, Copper se encontró con Summer, que estaba arrodillada a un lado de la cama, de frente a la puerta. La chica notó que una cuerda doblada en dos había sido atada sobre los lazos en la cintura de su vecina. Las líneas descendían sobre los calzones que cubrían su vulva y desaparecían a su espalda. Copper saltó hasta la cama, y Starr la ayudó a sentarse a que se recuperara del esfuerzo.
“Ahora, quiero que te pongas de rodillas en la cama”, dijo pasados unos minutos, “de frente a tu amiguita, ¡rápido!”
Levantó las piernas de la joven a la superficie de la cama, y la ayudó mientras luchaba por levantarse y colocarse de rodillas. La chica necesitó de un par de nalgadas en sus discretamente cubiertos glúteos para lograr maniobrar y colocarse cara a cara con Summer. Starr se movio a espaldas de la ranchera y le dio a ella otra nalgada.
“Vamos, quiero que las dos se pongan bien cerquitita” dijo con una suave voz con un tono de burla, “quiero que sus tetas aplasten a las de la otra”.
A pesar de que no lastimaban, las dos mujeres estaban ansiosas de evitar más nalgadas, y se acercaron tan rápido como pudieron. Mientras lo hacían Starr tomó más largas cuerdas que preparó para usar, al igual que unas coloridas mascadas que había sacado de la alcoba de Copper. Una vez que las mujeres estaban juntas, Starr usó una de las cuerdas y empezó a enrollarla cinco o seis veces alrededor de las cinturas de las mujeres. El resto del material fue usado para apretar las cuerdas, pasándolas de manera vertical en el espacio que quedaba entre las dos cautivas. El resultado fue que ya no quedó espacio entre las dos chicas, que quedaron cara a cara, oprimidas la una a la otra. Las dos gruñeron incómodas tras sus mordazas, mientras Starr apretaba el último nudo.
“¿incómodas de estar tan pegaditas?”, preguntó con falsa preocupación, “créanme chicas, todavía no han empezado a acercarse”.
Otra cuerda rodeó a las mujeres, esta vez sobre sus muslos, justo arriba de las cuerdas que ya las ataban sobre las rodillas. Fue apretada todo lo posible y luego reforzada como la anterior había sido. Después una tercera fue utilizada por debajo de sus hombros, oprimiendo sus torsos el uno al otro, aunque este no pudo ser ceñido como los anteriores.
“¡Que pareja más encantadora!” exclamó Starr mientras caminaba por el cuarto, ojeando por todos los ángulos a sus dos presas.
Estaban tan oprimidas y fuertemente atadas, que Summer y Copper tenían dificultad de voltear sus cabezas para seguir sus pasos
“Realmente tiernas”, continuó Starr, “mejilla con mejilla y bubi con bubi. Ysólo para asegurarme que no puedan hacer ninguna travesura…”
Starr se subió a la cama y se arrodilló junto a las inmóviles mujeres. Dándoles un jalón las recostó suavemente sobre la cama, ahora estaban de costado, pero aún cara con cara.
“No se impacienten chicas, sólo faltan los detalles finales”.
Tomando una cuerda bastante pequeña, lo amarró alrededor de las cuerdas que sujetaban los tobillos de Copper, jaló los extremos libres y obligó a la chica a doblar sus rodillas hasta que sus pies estaban a aproximadamente treinta centímetros de sus manos. Starr ató los extremos de las cuerdas a los lazos que rodeaban su cintura dejándola completamente inmóvil en un hogtie. Después hizo lo mismo a Summer, y una vez que terminó se inclinó sobre las desesperadas cautivas, acariciando sus hombros y sus costados mientras les hablaba con una voz sigilosa.
“Es una pena que no pueda quedarme a jugar con ustedes”, suspiró, “Pero no quiero quedarme a estropear la diversión que quieran tener la una con la otra”
Metió los dedos entre ellas y pellizcó un pezón de cada mujer, bajando aún más el tono de su voz
“porque puedo ver que las dos están gozando de esto”
Se levantó y alzó su dedo índice
“Sólo una cosita más”
Tomó las mascadas de Copper, las dobló en largas bandas y cuando estaban listas las usó para vendar los ojos de las dos mujeres.
“Van a disfrutar de la situación mucho más así”, explicó mientras trabajaba, “si no pueden ver cuanto lo están gozando se divertirán mucho más”
Summer gimió indignada por toda la humillación.
Starr volvió a acariciar la piel desnuda de las dos mujeres.
“Les prometí que si se comportaban, estar amarradas iba a ser lo peor que les iba a pasar. Lo que me olvidé de decirles, es que estar amarradas también iba a ser lo mejor que les iba a pasar. Realmente me encantaría estar en el lugar de una de ustedes.
Se levantó y la escucharon caminar hacia la puerta.
“Y mientras yo voy a comer algo, las dejo para que piensen con cual de ustedes me voy a divertir una vez que llegue mi turno. Ta-ta.”
La puerta se cerró y Copper Ryder reflexionó sobre su situación. No podía ver, hablar ni mover un solo músculo. Su cuerpo casi desnudo estaba oprimido contra el igualmente indefenso y encuerado cuerpo de una voluptuosa y hermosa mujer. La situación era inescapable.
Y enormemente excitante.
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El rancho de La Diadema Voladora era visible desde una gran distancia en ambas direcciones del camino rural que pasaba por el, por lo que la oficial Amy Cole se acercaba sin mucha prisa. La casa de una planta, el garage, el granero, el corral con los caballos ensillados, el almacen y, por supuesto, el hangar de El Colibrí eran fácilmente identificables. Lo que intrigó a Amy fue la furgoneta aparcada cerca de la entrada. Disminuyó la velocidad conforme se acercó a la entrada.
El automovil no era de Sky, aunque el también tenía una furgoneta, la suya era identificable por el emblema de su rancho en ambas puertas. Anotó las placas y trató de revisar el garage al pasar frente a el, pero estaba cerrado con llave. No se veía actividad en ningún lado, salvo por el movimiento de los caballos en el corral.
Amy decidió ir a la casa directamente, al acercarse tomó el micrófono de su radio.
“Carro 4 llamando a el colibrí, carro 4 llamando al colibrí, ¿estás ahí Sky?”
La respuesta fue casi inmediata
“Estoy aquí Amy, ¿qué pasa en mi rancho?, cambio”
“No te lo puedo decir, todo se ve calmado por fuera, pero parece que Cooper tiene compañía ¿sabes quien puede ser?”
Revisó su libreta y le leyó en voz alta la placa de la furgoneta, dándole una breve descripción del vehículo.
“Pues es el coche de Summer Smith”, dijo Sky confundido, “ella iba para Kermit para buscar refacciones para sus tanques de agua, no pudo ir a la ciudad y volver tan pronto, me pregunto que pasó”
Amy Cole reflexionó un instante
“Tal vez tuvo problemas mecánicos y decidió volver a tu rancho”, sugirió, “iré a la casa a revisar”
“Mejor ten cuidado Amy”, advirtió Sky, “puede que no sea serio, pero bajo la circunstancia hay que ser cuidadosos, espero a saber de ti, cambio”.
“Revisaré y te informaré Sky, carro 4 fuera”.
La oficial Cole dio vuelta en U, a 500 metros de la entrada principal encontró una larga avenida de árboles que cruzaban el camino. Serían un escondite perfecto para su auto. Aparcó y apagó le motor. Antes de acercarse de nuevo a la casa a pie, sacó su revolver y se aseguró de que estuviera cargado.
Starr Bell comía un sándwich de jamón y una manzana sobre la barra de la cocina. Habíha visto el carro de la policía bajar la velocidad al pasar cerca del rancho, y luego acelerar para alejarse. El incidente la había hecho sospechar suficiente, como para evitar que abriera una de las botellas de cerveza que había visto en el refri. Había dos ventanas en la cocina, una sobre el lavabo y otra justo enfrente de ésta. Dado que no había ningún edificio frente a ésta, la ventana daba una vista perfecta de toda la extensión del camino por la dirección en que el auto policía se había alejado. Mientras daba una mordida a la manzana, agarró la pistola de Summer de su cinturón, y la dejó sobre la mesa, al alcance de su mano.
Vio movimiento en lo árboles del fondo del camino. Una figura vestida de Caqui se estaba acercando, corriendo de los arbustos a la cerca, y buscando todo posible escondite disponible en el camino a la puerta.
“Vaya, que sorpresa”, se dijo a si misma, “tenemos compañía”
Vio con atención a la esbelta figura en la lejania y sonrió.
“Y es una señorita policía, esto va a ser divertido”
Dando la última mordida a su manzana, tomó la pistola y salió por la puerta de atrás.
Copper Ryder dejó de luchar contra las ataduras un momento para tomar aire. En su situación sin movimiento, visión o habla, sus sentidos estaban reducidos prácticamente al tacto, y vaya que podía sentir un montón de cosas: La constricción de las cuerdas que le amarraban, los tirones que le daban varias ataduras cada que ella o Summer intentaban moverse, y la cálida y suave piel de su compañera cautiva pegada contra la suya.
Era especialmente notoria la sensación de los pezones erectos de Summer contra los propios pechos de Copper (La chica se preguntaba si su vecina tenía la misma sensación), y la peculiar y excitante manera en la que Summer estaba contoneando su pelvis, oprimiendo con fuerza sus pubis contra el de ella. Habían pasado más de tres años desde que su marido había fallecido, ¿Qué había estado Summer haciendo todo ese tiempo?
Copper también podía escuchar, y llevaba un tiempo percibiendo los pequeños gemidos y gruñidos que habían estado soltando tras su mordaza todo este tiempo. La mayor parte de ellos seguramente no eran más que expresiones del esfuerzo y de la incomodidad a la que se sometía en sus vanos intentos de liberarse, pero la joven también había pensado en principio que podían ser un esfuerzo por comunicarse, ¿estaba intentado decirle un plan para trabajar juntas y soltarse?, ¿o no era más que excitación sexual?
De repente, Summer soltó un gemido mucho más grande, e inclinó su cuerpo con toda la fuerza que pudo sobre el de la chica. Copper sintió la boca cubierta de cinta de su vecina oprimirse contra la suya, y la chica, excitada, se acercó todo lo que pudo. Esto no se parecía en nada a las tímidas caricias, besos y manoseos que la jovencita había experimentado con otros chicos de su edad.Summer empezó a oprimir rítmicamente su pelvis contra el de Copper. ¿acaso esa cuerda que la criminal había atado entre las piernas de la ranchera tenía algo que ver con su actitud? La chica se preguntó entonces porque a ella no le habían puesto una cuerda igual.
Las dos mujeres se acercaron más y más, ya sin pena ni deseos de resistirse.
Con su revolver en mano, Amy Cole caminó con la espalda pegada a la pared de la casa. Volteando rápidamente a ambas direcciones, se acercó a una de las ventanas, que sabía era una habitación, pero no sabía la de quien. Cuidadosamense te asomó, y encontró un arreglado y bien decorado cuarto con un obvio toque femenino, era el de Copper y estaba vacío.
Volteando en ambas direcciones una vez más, la oficial caminó a la siguiente ventana, en esta ocasión se encontró con un cuarto de huéspedes prácticamente vacío. La siguiente ventana era la del cuarto de lavado. Y lo que vio en el cuarto y último aposento, dejó a la joven policía paralizada por la sorpresa.
Dos mujeres yacían en la cama, estaban casi desnudas y amarradas la una a la otra. Ahora Amy sabía porque la joven no había contestado la radio. Antes de que pudiera reaccionar y actuar, sintió algo duro oprimirse contra su espalda.
“sabe que es esto ¿o no oficial?”
Amy asintió lentamente mientras le quitaban su revolver.
“las manos sobre tu cabeza”, continuó la voz.
“Tranquila, lo estoy haciendo”, dijo la Amy mientras hacía lo que le ordenaban, “pero debes saber que hay mucha gente buscándote, lo mejor es que te des por vencida”
“Ahórratelo oficial”, dijo la criminal.
Amy, sintió como le quitaban las esposas de su cinturón.
“tú limítate a hacer lo que te diga, y tal vez vivas lo suficiente para contarle esto a tus nietos”
Amy, con sus dedos entrelazados detrás de la nuca, asintió.
Una de las esposas se cerró sobre su muñeca izquierda, y la manos de la fugitiva le bajó el brazo esposado detrás de la espalda. Tras apretar bien la esposa, la captora cambió la pistola a la mano que sostenía la muñeca esposada de Amy, y su brazo libre fue también bajado desde su cabeza y también esposado. Con la oficial sometida, la criminal la volteó para verle la cara. No habia duda de que era Starr Bell.
“Vaya, vaya”, dijo Starr con una sonrisa burlona mientras veía a Amy, “que bella oficial de policía. Estoy segura de que eres capaz de mantener en orden a todos los hombres del condado, pero me pregunto con que los controlas más ¿ con esto?”, dijo señalando el revolver de la policía, que ahora estaba en su cinturón. “¿o estas?”, dijo manoseando los senos de la oficial.
Amy trató de alejarse, y Starr se rió, lo que llevó a la oficial a recordar su puesto y guardar la compostura ignorando el insulto.
“¿Qué les hiciste a ellas?”, preguntó haciendo un gesto hacia la ventana del cuarto.
“¿por qué preguntas?, ¿te parece entretenido?”, dijo con una sonrisa maliciosa. “pues no te preocupes, porque ahora vamos adentro a acompañarlas. Claro que es mucho más difícil encargarse de que tres personas se puedan divertir tanto como dos, pero buscaré hacer algo especial con usted oficial, nunca he tenido una linda policía para jugar con ella. Ahora muévete”
Starr dio un empujón a Amy, para conducirla dentro de la casa.
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