Para hoy tenemos una historia que me fue solicitada y la cual disfruté mucho leyendo. El autor es de Canadá y además de historias también hace dibujos, pueden visitarlo en http://raver1357.deviantart.com/
Sin más comentarios les dejo disfrutar la historia, déjenme saber si les gusta pues puedo publicar más aventuras de esta serie.
Todas las historias de bondage en el blog están aquí
Sólo otro día en el trabajo…
por ~Raver1357
¿Alguna vez han tenido una de esas noches perfectas? Ya saben, aquellas donde nada podría amargarlos, y donde cada pequeño detalle resulta inmejorable. Yo tuve una recientemente. Pero la historia que estoy a punto de relatarles es un poco… fuera de lo ordinario, aún así es completamente cierta.
Pero antes, permítanme presentarme. Bueno esa no era la frase que buscaba. Yo no uso mi nombre real. ¿Por qué? Eso será obvio en unos momentos. Pero por lo pronto pueden referirse a mi por mi nombre clave: Raver. Cómo pueden suponerlo yo no soy lo que llamarían una persona normal, de hecho soy completamente lo opuesto, verán yo trabajo para una organización que no hace cosas normales, para ponerlo en términos simples, soy un espía.
Puede sonar completamente cliché y aburrido, pero incluso dentro de la industria del espionaje soy diferente, suelo operar como un “lobo solitario”, un mercenario. La “organización” de la que les hablé antes no es mi trabajo de planta, aunque suelen proveerme de un constante flujo de negocios. Los trabajos que más disfruto suelen provenir de empleadores individuales, decididos a vengarse de algún sujeto que les hizo daño. En la mayoría de los casos pagan muy bien. Sobre las cosas que mi línea de trabajo incluye, hay un puñado de cosas que estoy dispuesto a hacer, pero cada una puede variar inmensamente de un trabajo al otro. No puedo decir realmente que estoy muy ocupado, a pesar de que mi trabajo es de tiempo completo, tiendo a gozar de considerables espacios libres entre misión y misión que a veces duran varias semanas, tal vez más. Estoy seguro de que para alguien externo eso suena como un muy deseable estilo de vida, pero deben considerar que las misiones pueden tener duraciones considerables, y que a veces se requiere que viaje a países extranjeros de un momento a otro por un indeterminado periodo de tiempo. Tampoco hace falta mencionarles aquello que mis empleadores exigen de mi, cómo pueden suponer son cosas que por lo general no son bonitas. Pero supongo que les gustaría conocer los detalles ¿no? Para ser breve, generalmente son cosas que pueden ser vistas como típicas táreas de espía. Virtualmente toda misión incluye alguna forma de invasión a un lugar seguido por la habilidosa búsqueda de información y la extracción de datos. Un tipo de trabajo menos común es el secuestro. Lo cual resulta desafortunado porque me gustaría que fuera más frecuente, son misiones que me gustan porque casi siempre la víctima resulta ser una joven y atractiva mujer a quien tengo el placer de capturar, amarrar y extraer información utilizando métodos moralmente cuestionables. ¿qué les puedo decir? Es la única forma de satisfacer mis extraños deseos. Y si están leyendo esta historia estoy seguro de que saben a que me refiero. La misión que llevo a cabo raramente es el asesinato. Y digo raramente porque opero bajo principios muy estrictos, mismos que en más de una ocasión han provocado que pierda un trabajo.
Acepto realizar asesinatos únicamente cuando soy contratado dpor la organización mencionada arriba, e incluso entonces exijo que se me de cada pequeño detalle de información disponible para tomar yo mismo la decisión de si proseguiré con el encargo o no. Baste decir que nunca me he sentido cómodo recibiendo dinero por acabar con la vida de otra persona.
En esta línea de trabajo hay una fuerte tendencia a encontrar algunos muy… “particulares” personajes. He conocido presidentes, un par de primeros ministros; incluso alguna vez me encontré con el líder de la triada en Hong Kong. Para mi sorpresa fue un hombre muy amable y hablaba con un tono de respeto al cual no estoy acostumbrado… todo hasta que le disparé en la cara.
Se lo que están pensando, pero aunque eso aparente no soy una mala persona. Simplemente tengo un mal trabajo. Naturalmente he buscado otros empleos, sin embargo la única otra cosa que estoy calificado para hacer es trabajar en un McDonalds, así que prefiero quedarme donde estoy.
Hmmm… ¿dónde estaba por cierto? Ah, sí.
En la que he llamado la “noche perfecta” ciertamente no emepzó de esa manera, todo parecía indicar que sería un aburrido trabajo; siempre es desafortunado recibir el encargo de proteger a una persona. Casi siempre se requiere que te quedes sentado en los más inconvenientes e incomodos lugares imaginables durante horas, esperando a alguien que seguramente ni siquiera aparecerá. Por otro lado a pesar de sus problemas los trabajos de este tipo pagan muy bien, por ende sólo aquellos que ganan millones pueden contratarlos, estos trabajos también siempre requieren que me pase un tiempo en esas pretenciosas fiestas de la alta sociedad con suficiente champaña comprada a un sobreprecio que habría permitido alimentar a toda una aldea africana por un año y donde tengo que soportar las conversaciones de hombres de trajes finos quejándose de los erráticos hábitos de compras de sus hijas malcriadas y a mujeres con vestidos de todas las formas imaginables engalanadas con las más molestas joyas y decoraciones. Ese día ya estaba preparado para cinco horas en esa situación. La única emoción que puede acompañar a estos trabajos de protección es cuando finalmente algo le pasa a esa persona que debes estar cuidando, y el problema con ello es que si pasa, quiere decir que tú misión resultó fallida. Eso lleva a una incómoda explicación a la persona que te contrató que termina con el no recibir tú pago, por lo cual tienes que volver a casa poniendo dinero de tpu propio bolsillo, así que allí estaba esperando que todo fuera bien, nunca me había gustado Inglaterra. Parece que me he salido del tema una vez más, cielos, deben suponer que un espía es más enfocado. De cualquier forma, cuando finalmente llegué a la fiesta (una hora tarde debido a que mi vuelo se retrasó cuando una parvada de patos voló dentro de una de las turbinas del avión antes del despegue y se negó a salir de allí), metí mi pistola dentro de su estuche bajo mi saco y caminé por las puertas al salón de baile repleto de gente. Apenas había estado unos segundos en el lugar cuando mi anfitrión y patrón por la noche llegaron a darme la bienvenida. -¡Ah! Finalmente está aquí. Esperaba que alguien de su calibre fuera un poco más puntual, dijo mientras me ofrecía la mano.
-Mi vuelo se retrasó- dije secamente tratando de esconder mi irritación.
-Seré breve, mi reunión está a punto de comenzar, usted debe estar atento a cualquiera remotamente sospechoso; tenemos valiosa información para poner la balanza a nuestro favor y nadie debe saberlo- sus ojos se movían frenéticamente como un metrónomo, su nerviosismo era comprensible, el es la cabeza de la filial europea de la organización que he estado mencionando; por eso sabía de mi.
Aparentemente era muy simple contratar a uno de sus propios hombres, así que me habían metido en un avión y ahora estaba de chaperón en una fiesta. Al darse la vuelta para salir de la sala se detuvo y añadió –y asegúrese de que nadie toque a mi hija- me sorprendió ver lo seria y dura que su expresión se volvió al decir esto. Era extraño que sus prioridades fueran alejar a su hija del contacto humano antes que detener a un grupo de posibles terroristas, los padres son extraños. Esa era la segunda parte de mi contrato, aparte de mantener a toda persona indeseable alejada debía mantener un ojo avizor en su preciosa hija. Francamente, no veía cual era la urgencia, sobretodo porque no sabía ni siquiera como era y nunca se le ocurrió a mi rotundo cliente darme siquiera una pista. Es difícil proteger a alguien cuando ni siquiera sabes quien es. Pregunté a algunas personas para encontrar a mi sujeto (no en esos términos por supuesto) Y finalmente una mujer me indicó a quien buscaba, sorprendida de que no supiera quien era la anfitriona. La manera en que me vio con un gesto de superioridad bordaba en lo insultante, pero la ignoré y me acerqué a mi protegida. De momento solo podia verle la espalda, aunque no se requería de un agente secreto para discerner que era una mujer Hermosa, su largo cabello castaño fluía detrás de ella como una capa de seda que llegaba hasta su espina, una larga masa del cabello estaba recogido en una trenza que descansaba sobre todo lo demás. Ella se separó del grupo en el que estaba y dio la vuelta para caminar en mi dirección, quedé muy sorprendido (y aliviado de que mi quijada no se quedara abierta) cuando un par de penetrantes ojos verdes aparecieron, su piel era de un placentero color crema, suave y sin fallas, vestía un vestido de coctel color verde oscuro que cubría sus piernas hasta la parte de arriba de sus rodillas y que tenía un pronunciado escote. Su figura se achicaba en la cintura y crecía en el pecho generando la perfecta imagen del “reloj de arena”, la manera en que se movía con seguridad sobre sus piernas y tacones de color esmeralda era… increíble, nunca había visto a una mujer de tal belleza, y nunca vería a nadie igual. Tan pronto como pude me recompuse de la impression y me acerqué a ella, tosiendo para llamar su atención le pregunté ¿Hanna? Se volteó suavemente a verme y sonrió. -déjame adivinar, tú eres el tipo que debe cuidarme- Yo asentí –no se porque insiste en contratarlos, ya soy una mujer, no necesito niñeros- hubo cierto reproche en su tono, pero pude ver que no estaba dirigido hacia mí.
-Considerando su línea de trabajo es comprensible que esté preocupado, yo he estado en este negocio mucho tiempo y puedo asegurarte que la Hermosa hija de un magnate siempre es un blanco pri…- inexplicablemente me detuve, por primera vez desde que tengo memoria se me fueron las palabras, ¿qué pasaba? He lidiado con mentes maestras criminales, bandas de terroristas… ¿cómo es que se me trababa la lengua sólo por habalr con esta chica?
Por otro lado estaba esperando que no haya notado que la llame hermosa, de lo contrario… -Vaya mira como me sales diciéndome cosas lindas, y yo pensando que no eras sino otro tipo duro buscando cobrar un cheque, me agradas. Quedé sorprendido de que me dijera esto, y ella se rio de mi cara de confusión. -No tienes muchas citas ¿verdad?- de nuevo me sorprendió y tenía razón, con todo lo que viajaba no tenía tiempo para asuntos personales. Hanna se acercó un poco más y me dijo al oido .te propongo algo, reunámonos afuera en unos minutos y podremos hablar más cómodamente- se dio la vuelta y caminó entre la multitud dándome mucho tiempo para observarla mientras lo hacía. Era irónico que mi primera cita en largo tiempo se hubiera dado sin la necesidad de que hiciera nada excepto tener un ataque de nervios. Tal como lo prometí, pasaron unos cuantos minutos y yo me alejé de la multitud saliendo por las puertas traseras, allí encontré a Hanna de pie entre lo que parecía ser un jardín botánico, entre el exótico follaje había dos pequeños estanques de agua a cada lado de un sendero que llevaba hasta ella, la luz de fuera se reflejaba en los saltos de agua y varios arcoíris miniatura aparecían crenado una vista simplemente maravillosa. Pero más allá de eso mi vista estaba fija en lo más hermoso que nunca habían visto; Hanna. -¿Te vas a quedar allí viendo- me dijo con su sonrisa –o vas a venir a acompañarme?- Los eventos que siguieron fueron fenomenales, por decirlo modestamente. Todo comenzó de manera inocente; me preguntó por mi trabajo, yo respondí y también pregunté cosas. Este partido de tenis verbal continuó por unos veinte minutos mientras recorríamos los senderos que terminaban en la orilla del estanque. Allí yo la contemplé de Nuevo con una incrédula sonrisa, aunque mi trabajo me lleva por todo el mundo rara vez puedo disfrutar de estas cosas. Por el rabillo de mi ojo vi que Hanna también veía algo fijamente, a mi, nuestros ojos se encontraron y antes de que me diera cuenta, también lo hicieron nuestros labios. Había oído de momentos así, pero nunca soñé que fueran ni la mitad de satisfactorio como este resultó. Durante la noche mi persona sin emociones me abandonó, cuando desperté al día siguiente me sentía fresco y calmado, yací en la cama por unos momentos viendo el techo y recordando las memorias de la noche anterior. Fue entonces cuando me di cuenta que nunca me había ido de la mansión al terminar la fiesta, afortunadamente recordé que mi cliente me había avisado que se iba a ir inmediatamente al acabar la fiesta y que no volvería hasta la tarde siguiente, por lo cual me iba a dejar a cargo de todo durante ese plazo. Por supuesto con un pago extra. Después de levantarme hacienda a un lado las sábanas de seda caminé fuera del cuarto hacia el pasillo. Como suelo hacerlo había dormido con mi traje de etiqueta puesto, no era muy cómodo, pero estando de misión no podía elegir. Mi estado medio despierto se desvaneció cuando escuché unos pasos subiendo por unas escaleras cercanas, dirigiéndose hacia mí. Hasta donde sabía yo y Hanna debiamos ser los únicos presentes en la casa, y Hanna sin duda seguía dormida. Me pegué en la pared, preparado para atacar al intruso. Mientras esperaba estudié el sonido, sin duda era una mujer con tacones, de aproximadamente la talla de Hanna, pero los pasos eran apresurados, como alguien que quisiera salir de un lugar; como alguien tratando de escapar. En un movimiento veloz, salté desde mi escondite y agarré a la mujer por la cintura, cubriéndole la boca con mi mano. Por unos momentos se resistió con valor, pero sin resultados; el eco de sus gritos ahogados rebotó en las paredes del gigantesco pasillo mientras la arrastraba hacia mi habitación temporal.
Siempre preparado, abrí uno de mis cajones y saqué varias cuerdas, un largo pedazo de tela y un rollo de cinta. Actuando tan rápido como pude metí la tela dentro de la boca que no paraba de protestar y la sellé con varios pedazos de cinta. La obligué a recostarse en la cama y le amarré las manos a su espalda, después continué atándole los codos. En el momento en que terminé y me incorporé, sentí una fuerte patada en mi cabeza, mi mano agarró su tobillo mientras la chica intentaba retirar su pierna. Me molestaba mucho que me patearan la cabeza, así que utilicé nuevas cuerdas para amarrarle sus tobillos y sus rodillas. A pesar de estar atada así su resistencia continuaba, y se sacudía violentamente en la cama, luchando por escapar.
Me paré a observar la escena y finalmente tuve tiempo de estudiar a la intrusa. Como lo predije, no era Hanna, lo cual fue un alivio. Su cabello era rubio, y sus chinos caían a la altura de sus hombros. Bueno o lo hubieran hecho, si no estuvieran siendo agitados por doquier mientras intentaba librarse de las cuerdas. Su atuendo era casi completamente negro, incluyendo su minifalda que después de su lucha se había movido hacia arriba mostrando su ropa interior de forma tal que ya no cubría nada, algo que al parecer ella no había notado. Mientras seguía revisando el resto de su ropa me detuve al ver algo sujeto en su cintura, también vestía algo similar en su cabeza… y entonces me di cuenta. Un solo pensamiento quedó dentro de mi. -¡Maldición! Amarré a la sirviente de nuevo-
-¿Qué demonios pasa aquí?- Inmediatamente me di la vuelta para ver a Hanna apoyada en el marco de la puerta, supuse que la lucha que acababa de tener la había despertado de un profundo sueño y claramente todavía no estaba bien despierta pues ni siquiera se había molestado en ponerse una bata para cubrir lo que asumí que era un camisón, pero que francamente se veía más como lencería que como ropa de dormir.
Estaba a punto de explicarme cuando Hanna me interrumpió. -No te preocupes yo me encargo de esto- Una expresión de incomprensión llenó mi rostro al oír esto mientras Hanna se acercó a la sirviente y empezó a desatarle las piernas. -¿Cuántas veces debo decirte Lucinda que no puedes hacer juegos de bondage en el trabajo?- La chica negó con la cabeza mientras retomaba sus quejas amordazadas.
-¿Quieres que te amarren?, muy bien, por mi puedes quedarte así todo el día- Hanna la ayudó a ponerse de pie y le señaló la puerta. Finalmente resignándose a su situación, la chica, con sus brazos aun fuertemente atados y con la boca completamente amordazada salió del cuarto sin hacer otro sonido.
Hanna volteó a verme. –lo siento a veces hace estas cosas, espero que no te haya molestado.- -No, no hay problema- contesté celebrando para mis adentros el haberme salido con la mía con lo que técnicamente era un crimen menor. –y… que quieres decir con que “hace estas cosas”- Hanna se encogió de hombros. –a veces cuando ella y yo estamos solas nos gusta… bueno. Hubo un incómodo silencio. Después de volver a mover los hombros continuó. –Tú sabes… los nudos que le hiciste eran muy buenos.- Me quedé perplejo unos segundos. –si sabes que fue mi culpa ¿por qué la castigaste? -No la castigué, le encanta estar así- entonces una sonrisa traviesa apareció en su rostro –lo que no le gusta es que tú estés aquí- Sin darme cuenta di una ojeada al cuerpo poco cubierto de Hanna, notándolo, se sonrojó. -Oh, ummm… supongo que con toda la emoción, olvidé vestirme. Intercambiamos unas miradas inquietas hasta que se dio la vuelta y salió, el repentino giro de su cuerpo hizo que su cabello se moviera imitando a su cuerpo dándome un último vistazo a su cara antes de que desapareciera al salir. El resto del día no pude evitar sentirme un poco aburrido mientras el tiempo pasaba. Pasé la mayor parte del tiempo explorando el edificio para conocerlo bien; sobre todo cuando di vueltas en círculo tratando de encontrar el baño. Lo que se me hizo raro es que desde que salió de mi cuarto no volví a ver a Hanna. Empecé a preocuparme hasta que me encontré a la sirviente de nuevo, aun estaba atada y amordazada; pero le habían quitado la cinta y esta había sido remplazada por una mordaza de bola. Eso quiere decir que ella sigue en casa, eso estaba bien. Creo que no debí decir que estaba aburrido… no es apropiado quejarse de el trabajo, aunque lo que pensaba fuera cierto. Afortunadamente en una de mis vueltas encontré un salón con la televisión más grande que he visto en mi vida. Me senté en un tremendamente cómodo sofá y agarré un control con más botones de los necesarios mientras empecé a zapear buscando algo que ver. Esto siguió hasta que me vi sorprendido por un inusual, pero conocido sonido. Mi visión periférica alcanzó a ver a Lucinda en la entrada de la habitación, tratando de llamar mi atención a través de la bola de goma que bloqueaba su boca. Vi lo que parecía ser una charola de metal sostenida de una forma extraña en su cintura y hombros, en esta había una botella de licor y un par de elegantes vasos. Tomado por sorpresa me tomó un poco darme cuenta de que eran para mí. De la manera más cuidadosa se agachó hasta que la charola estaba a mi alcance para que pudiera librarla de la carga. Con otro movimiento se alzó y lentamente caminó hacia afuera dejándome con el alcohol y la tele. Y repentinamente ya no estaba aburrido. Un momento después la chica atada apareció de nuevo en el umbral. Preparada con otro envío en la charola, pero ahora lo que traía captó toda mi atención.
-¿cuerdas?
A pesar del obvio mensaje que estaba recibiendo no pude sino reflexionar sobre la situación. No cuestioné la llegada del alcohol, pero no había manera de que esta indefensa mensajera me hubiera podido traer el segundo envío por su cuenta tan rápidamente. Alzando la voz dije –Puedes venir tú misma Hanna- Como lo sospeché, Hanna apareció en la puerta y se recargó en la pared. Contrario a la vez anterior que nos vimos su atuendo había cambiado, pues ahora la cubría una bata. Con sus brazos cruzados y sus ojos fijos en mi habló. –supongo que te preguntas que significa todo esto.-
-No realmente. Cuando una mujer me da un montón de cuerdas, no suelo hacer preguntas- Me levanté y reflexioné sobre la relajada postura de Hanna. –pero sólo por curiosidad… ¿Qué quieres que haga?
-Creo que ya te habrás dado cuenta de lo aburrido que este lugar puede resultar- asintiendo vi a mi alrededor.
–En numerosas ocasiones en que me he visto obligado a esperar por horas sin fin a que un paquete llegue a su destino o a que una importante figura política llegué puntual y viva a su destino –dije- Pero debo decir que pocas veces me he sentido tan agobiado, no se cómo lo soportas-
Hanna respondió con una risita. –Por mucho tiempo no pude- sus ojos voltearon a la atada y amordazada Lucinda –eso fue hasta que una noche llegue temprano a casa y Lucy era la única que estaba aquí- Hanna caminó lentamente hacia la chica y una sonrisa apareció –encontré su computadora y en la pantalla vi unos muy simples pero efectivos métodos de auto-bondage y ella había hecho un excelente trabajo en si misma considerando las restricciones y dificultades que uno tiene para amararse a si mismo sin ayuda- Hanna retiró unos rizos de cabello que habían caído en la cara –ese día se había puesto la misma mordaza que hoy trae, y se había atado fuertemente a una silla, había cuerdas inmovilizando todas sus piernas y una más oprimiéndole un lugar muy privado Lucinda se puso muy roja y dejó oír un reclamo.
-Tenía sus brazos alzados sobre su cabeza con otra cuerda sujetando sus muñecas a su torso- los dedos de Hanna empezaron a pasearse por los hombros de Lucinda cuyo sonrojo se incrementó y cuya respiración se agitó –pero lo que más me gustó de todo es como se había expuesto, su uniforme parecía haber sido cortado por un cuchillo; mostrando todo lo que uno podría querer ver- para este momento Lucinda casi me daba la espalda claramente avergonzada de que Hanna hubiera hecho públicos todos esos muy privados secretos.
Fue en ese momento que me di cuenta de que durante el último minuto había tenido los ojos muy abiertos y la quijada abierta, claramente necesitaba controlarme.
-y desde entonces, cada que las dos estamos solas… baste decir que no pasamos mucho tiempo aburridas- -y- respondí -¿por qué me estás contando todo esto?- como si tuviera que preguntarlo. -creo que todos sabemos por qué- la sonrisa de Hanna creció, levantó una de las cuerdas y me la entregó, cuando la tomé se alejó de mi unos pasos, mis ojos volvieron a abrirse cuando desató el listón que mantenía su bata cerrada, en lo que pareció un movimiento en cámara lenta la bata cayó al suelo, revelando el sexy camisón que vi en la mañana, la tela translucida color rosa remarcaba cada curva y se acababa antes de siquiera alcanzar la mitad de sus muslos. El dobladillo estaba forrado con una suave pelusa blanca que rodeaba su fantástica figura. En su pecho, el material estaba cortado en forma de V mostrando una considerable cantidad de su escote. Se dio la vuelta y, con las manos colocadas a su espalda, me dijo –Vamos a ver que tan bueno eres-. Fin. |
Amigo la historia esta muy buena, me encantó :)
ResponderEliminarQue bueno oirlo, más adelante traduciré más de esta serie.
ResponderEliminar