2 de abril de 2014

Conociendo el bondage catalán

Pues para hoy tenemos una simple crónica, dado que después de dos meses de estar en Barcelona finalmente me atreví a dar un paso y conocer en persona la escena del BDSM en esta ciudad, que tiene bastante actividad.
Fue a través de Fetlife donde desde México pregunté donde podía conocer el bondage de Cataluña, y recibí dos recomendaciones, una de ellas fue sobre un grupo llamado Peer Rope Barcelona, cuya descripción me gustó pues invitaban a todo interesado a acudir a sus reuniones para practicar el bondage y las ataduras sin protagonismos, de modo que todo fuera un punto de encuentro para interesados en el tema. Decidido a acudir me informé de las fechas y sobre como llegar, y el 30 de marzo me armé de valor para acudir.
El día estaba nublado y lluvioso, e invitaba muy poco a pasear, el lugar de reunión se encontraba en una calle céntrica, por rumbos de la Sagrada Familia y la cita era a las 5. Yo no quise llegar el primero por lo que tras localizar el discreto lugar esperé hasta las seis, mientras esperaba vi a un par de personas tocar la puerta y entrar, y pensé lo sorprendidos que seguramente estarían las personas del barrio de saber que tras ese portal, la gente super normal que entraba no iba a otra cosa más que atarse. Tras puertas cerradas uno nunca sabe lo que pasa.
Mi corazón latía acelerado, y debo admitir que atreverme a tocar la puerta no fue fácil, pero finalmente lo hizo y fui recibido cordialmente, pero con una pequeña serie de preguntas para saber quien demonios era y como es que sabía del lugar, cosa lógica cuando se trata de temas potencialmente escandalosos. Una vez que vieron que sabía lo que ocurría allí pasé y recibí una calurosa bienvenida de todos los presentes.
Entrar a la espaciosa sala fue por un lado increible y por el otro de lo más normal. Por un lado un grupo de gente platicaba con toda normalidad en un lado, y por el otro dos mujeres estaban en el proceso de ser atadas por sus parejas. Ver lo que puede ser un sueño hecho realidad frente a ti, y a la vez ver que todos se comportaban con toda naturalidad hace que tus dudas se despejen y que te dispongas a disfrutar.
Todos se presentaron y la rutina durante toda la tarde fue muy similar, cada pareja se iba atando según sus habilidades e intereses, y el resto de los presentes estabamos por ahí charlando y mirando sin molestar. La verdad es que el ambiente me encantó.
Sólo hubo una cosa mala y es que yo no tenía pareja, si bien me habían dicho que existía la posibilidad de que fuera alguna persona sola con la que pudiera participar, este día no tuve esa suerte, por lo cual quedé ajeno a los juegos bondageros y fui sólo testigo. Si bien todos me recibieron muy bien, el nivel de calidad de las ataduras y lo compenetrado de cada una de las parejas no me animaron a pedir la oportunidad de participar atando a alguien, se requiere más práctica y confianza para ello.
En fin, que más se puede decir, lo que más se vio fueron suspensiones, y el nivel de los atadores es bastante bueno. Aprendí un poco sobre tipos de cuerdas y en general sólo vi y escuché anécdotas. Llegó un momento en que hubo hasta cinco personas atadas a la vez, por lo general las muejeres, aunque de vez en cuando también un hombre.
Esta iniciativa nació este año y se da cada semana, sin embargo me fui con un sabor amargo, pues poco antes de retirarme se dio la noticia de que el lugar cerraría esta semana. La verdad no sé si sea por alguna cosa económica o legal, pero es una pena ver que lo que se vio que se creo con mucho cariño y cuidado vea sus días terminar, y se pierda un espacio sano para la práctica del bondage.
En fin, a la hora de retirarme me llevé también unos datos sobre donde más puedo conocer gente bondagera, pues se organizan los llamados munch y los picnics para que los que somos nuevos en la ciudad o poco expertos en el tema nos vayamos conociendo sabiendo que compartimos estas aficiones.
Fue una buena experiencia y ya habrá oportunidad de repetirla, pues después del trabajo y el turismo, el bondage ocupa uno de mis intereses en España. Y tengo pendiente conocer a una persona que junto a mi quiera practicar ataduras con cuerdas, ya llegará.

Hasta la próxima.

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